Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

La ‘rentrée’ catalana será este año una vertiginosa carrera a lomos del delirio soberanista que debería culminar el 9 de noviembre con el proyectado aunque imposible referéndum de autodeterminación; sin embargo, ya es seguro que el viaje no llegará a parte alguna. La secuencia es intensa: el día 1, Mas reunirá como cada año a los consejeros y altos cargos de la Generalitat para fijar la hora de ruta del nuevo curso. El día 2, el Parlamento catalán tomará probablemente declaración al expresidente Jordi Pujol, quien a buen seguro tratará de señalar inútilmente al Estado español como causante de su desventura; claro que cuando comparezca, el gobierno de la Generalitat ya habrá dado la orden de poner final alquiler de la lujosa oficina que ha sido el despacho oficial de expresidente. El sábado día 6, CDC celebrará un consejo nacional en el que se ratificará la elección de Josep Rull como coordinador general y se marcará el camino hacia el congreso de refundación en el que se adoptará una línea independentista, lo que le colocará en igualdad de condiciones ideológicas que Esquerra.

El 10 de septiembre, víspera de la Diada, el PP celebrará una conferencia política, sin Rajoy. Y el día 11, tendrá lugar la magna manifestación convocada por la Assemblea Nacional Catalana y Omnium Cultural, para la que ha habido que realizar campañas intensas una vez constatado que el entusiasmo era esta vez descriptible. No hay duda de que se cumplirán los objetivos de los convocantes, aunque no habrá modo de evitar cierta sensación de desánimo, consecuencia inevitable del caso Pujol.

Durante la segunda quincena de septiembre —probablemente el día 19—, el Parlamento catalán aprobará la ley de Consultas, y ese mismo día por la tarde el president Mas podría firmar el decreto de convocatoria del plebiscito. De este modo, se evitaría que el consejo de ministros de este viernes acordara ya la presentación del indubitable recurso de inconstitucionalidad.

La consulta en todo caso, no se celebrara, y no es imaginable que haya que utilizar argumentos expeditivos para impedirla. En cualquier caso, el siguiente paso del nacionalismo será, probablemente, las llamadas elecciones plebiscitarias.

Como puede verse, el escenario es confuso, y no tiene mucho sentido abarcarlo por entero porque en un cierto momento la opinión pública puede auspiciar un cambio radical de planteamiento.

La sociedad catalana está harta. Y habrá que ver cómo y en qué dirección gestiona este hartazgo.

tracking