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León

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Las primeras encuestas que deberían exhibir con rotundidad un posible efecto Sánchez evidencian que en el PSOE no llega con cambiar las caras. El partido se ha metido en una vorágine complicada de autodestrucción y con enviar, más o menos, a Rubalcaba y alguno de sus próximos a casa, no ha sido suficiente.

Y lo peor es lo que aún queda por delante. Tras solventarse el reparto de despachos de Ferraz con un notable rejuvenecimiento, ahora el PSCyL debe afrontar su tantas veces aplazado debate para zanjar de una vez por todas la lamentable aventura en la que se convirtió la bicefalia.

En las diferentes provincias unos y otros afilan las armas, en lo que todo apunta a que será un nuevo cara a cara entre Julio Villarrubia y un Óscar López que ha optado por la vía de en medio para poner la cara del burgalés Luis Tudanca intentando decantar un proceso, que como se hará voto a voto de cada militante, tiene un resultado bastante incierto.

En el PSOE autonómico se obcecaron durante años y años en negar un problema que era un secreto a voces y que acabó por estallar hace unas semanas, y que amenaza con convertirse en una rémora, al menos, durante el próximo otoño para que el partido intente recuperar un espacio electoral que sea más acorde con la historia de este partido centenario.

Pero mientras se miraban hacia el ombligo y alguno incluso planteaba que la mejor solución era aplicar directamente los puños, los ciudadanos que apuestan por la izquierda se han ido hacia otras opciones que, como mínimo, están ofreciendo ilusión y algo más que guerras fraticidas.

El oportunismo político que marcó la línea socialista durante demasiado tiempo casándose con quien hiciera falta en cada lugar ha dilapidado demasiado crédito. Ahora toca reconstruir y el objetivo no es sencillo porque falta tiempo y hay excesivos frentes en los que afrontar la elaboración de las listas electorales.

En la bancada contraria la mordaza sigue haciendo de las suyas y alguno que lleva años en las listas de espera para suceder a Herrera dice ahora que nunca ha estado en la carrera para dar un paso al frente cuando el presidente de la Comunidad y del PP autonómico retorne hacia Burgos. Aquí en León se apuesta por lo de la tensa calma a la espera de que alguien dé el pistoletazo de salida y empiecen las carreras.

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