Una ministra en la postal de Europa

Picos de Europa siempre ha sido tierra de reyes. Desde que este privilegiado territorio fue protegido, incluso mucho antes, los monarcas lo han utilizado como un cortijo particular, principalmente para organizar cacerías de excelentes trofeos de rebeco. Entre la realeza contemporánea está Juan Carlos de Borbón y la familia del sultán de Brunei. Picos es la postal de Europa y también ha sido destino de gobernantes para el relajo, caso de José Luis Rodríguez Zapatero. Incluso el actual obispo veranea en estas montañas.

Bello y extraordinario. Así es Picos de Europa. Pero también duro. Sus habitantes han vivido durante decenios un absoluto aislamiento físico y cultural. Y cuando llegaron las buenas carreteras y los helicópteros para salvar vidas, el Estado y las autonomías convirtieron el espacio en un caos administrativo y en una lucha de poder que culminó con dos legislaciones impuestas en un mismo territorio. Para hacerse a la idea, clavar una estaca en el prado o cambiar las tejas de casa le exigía hasta hace muy poco a un vecino pedir dos permisos simultáneamente, uno a la Junta y otro al Estado. Sólo una sentencia del Tribunal Constitucional ha acabado recientemente con esta sinrazón.

En todo este tiempo, nunca un ministro ha pisado la vertiente leonesa del Parque Nacional de Picos de Europa, verdadera esencia del macizo. Sí lo han hecho a las otras vertientes de Picos. El lunes le toca a León por primera vez en su historia. Y será en el pueblo del Cainejo.