HOJAS DE CHOPO
Un tren para un desierto
Según noticias de esta misma semana, siguen bajando turbias las aguas de vía estrecha. El asunto, a mi juicio, ya nació como un verdadero disparate. Hasta el punto de que el gasto acumulado ha servido para dejar peor las cosas. Vean el trazado de vía por San Mamés, anoten las destrucciones llevadas a cabo, sumen las dificultades –y los peligros- que estas pérdidas generarán y obtendrán las primeras conclusiones. Y encima, con una millonada salida de las arcas públicas, no importa ahora de qué administración. La teoría del disparate puede convertirse en este caso en un ejemplo de libro. Un doloroso ejemplo, si llegamos a conocer algún día la pasta que costó el capricho. No sé a quién y a cuántos se debe. Pero sí importa, cómo no, que, sean quienes y cuantos sean, se depuren responsabilidades muy en serio. Nadie puede irse de rositas cuando escribe capítulos gloriosos en la antología del disparate. La responsabilidad política, llegue por el conducto que llegue, no puede, no debe tener patente de corso, tan ampliamente utilizado por España en su devenir y acepción histórica. Faltaría más. El mal empleo de importantes fondos públicos debe estar entre las referencias de corrupción —el narcisismo napoleónico suele conducir a aberraciones que la historia juzgará como tales—, más que tantas otras medidas que, amparadas bajo el nombre que pierde cada día un poco más de significado, pretenden inmortalizar en el sillón algunos bustos que han asentado su pedestal de mármol en la política y sus derivaciones.
Me decía un joven de San Mamés hace unos días: «Este es un tren para un desierto. Pocos viajan a los desiertos. Muchos quieren salir de él. Los jóvenes tendremos que utilizarlo para buscar la vida donde podamos. Para salir. Aquí se sigue mirando al pasado para hipotecar el futuro. Y es que frente al triunfalismo de la máquina de la propaganda, la realidad ofrece un deterioro progresivo alarmante. Los que conducen el tren apenas saben algo de los pasajeros».
Hablando de desiertos, la cultura ocupa espacio fundamental, teniendo en cuenta que aquí podría convertirse en referente de potencialidad. Y es que la polémica, o el asombro, ha llegado nuevamente a la calle en forma de inquietud respecto al futuro del prestigioso Festival de Órgano. Lo más sorprendente, como en otros casos de liquidación, es el circunloquio eufemístico de las disculpas, como ha ocurrido con los recientes difuntos, o en vías, Premio González de Lama, Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, Orquesta Sinfónica… Es verdad que la iniciativa privada ha de tener voz. Un recorrido por la historia de los últimos años advierte una presencia más que digna. La última alegría es la creación de la Joven Orquesta de León, que, como tantas iniciativas de la incansable Margarita Morais, pone una nueva luz en el horizonte. Menos mal.