Diario de León

TRIBUNA

Hombres como Martín son necesarios

Publicado por
Tomás Alvarez.
León

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Como sombra en la sombra por esos cerros, el arriero va, el arriero va» (Atahualpa Yupanqui).

«Prendido a la magia de los caminos, el arriero va, el arriero va», Como el arriero de la canción de Atahualpa Yupanqui, se va Martín entre las sombras del estío de 2014, cuando Astorga cierra el ciclo festivo anual y retorna a la normalidad silenciosa que abraza sus piedras milenarias durante gran parte del año. Al enterarme de su fallecimiento, y miro hacia atrás para recordar su imagen. Y me vienen a la mente el primer estudio de Radio Popular de Astorga y las canciones de Atahualpa Yupanqui, Raimon o Alberto Cortez, canciones de libertad, amor e inconformismo.

Para muchos, acostumbrados a ver en Martín Martínez al escritor y cronista de Astorga, les puede asombrar que ligue su nombre con gentes como el cantautor de Al vent. Pero todo tiene una explicación.

Hace un montón de años, en los sesenta, cuando estudiaba bachillerato, me acerqué a Radio Popular para pedir que me dejasen hacer prácticas… y se me permitió acudir cada tarde para grabar un programa titulado Música que dice algo, en el que me permití meter todas las letras inconformistas que venían a mi mente. Sinceramente, no creo que mi audiencia fuese muy elevada, pero a más de uno le sabría a gloria y libertad escuchar en pleno franquismo músicas «subversivas»como la de Diguem no en las que se denunciaba la injusticia: «Hemos visto encerrados en prisión hombres llenos de razón».

En aquellos momentos, Martín ofició como primer maestro de periodismo, para un muchacho que ni siquiera había acabado el bachillerato. Disfruté aprendiendo y trabajando con plena libertad, en un verano en el que sólo se me sugirió una vez no poner en antena la canción de Alberto Cortez Las Palmeras por su mensaje erótico. Entonces estaba más controlado el erotismo que la protesta social o política en una emisora «de provincias».

Reencontré a Martín muchas décadas más tarde, cuando ya llevaba medio siglo dedicando sus desvelos profesionales a Astorga y su entorno, en una tarea digna de admiración. Porque Martín ha sido el animador social que necesitan todos los pueblos. A través de sus intervenciones en la emisora, sus textos en el periódico, sus libros y sus actividades culturales ha contribuido a animar a una ciudad que a veces parece adormecida, como si estuviese agotada tras siglos de luchas.

El muchacho de Estébanez que llegó asombrado a una ciudad con la catedral a medio terminar, en una España que salía del gasógeno y el racionamiento, dedicó su actividad profesional a luchar por su tierra. Era una voz de Astorga. La alcaldesa Victorina Alonso dijo recientemente que «desde hace casi 50 años, nuestra ciudad ha sido narrada día tras día por una persona (Martín) que desde las ondas de la radio y otros medios periodísticos, ha informado a los astorganos y a las astorganas y ha creado opinión». Pero Martín ha sido también voz de unas comarcas olvidadas por los poderes políticos leoneses y de la Junta. Voz de las comarcas, a veces voz crítica, pero siempre cargada de afecto porque él mismo era un hombre de los pueblos y de los caminos.

Promocionó a su tierra, cantó sus glorias y aventó sus problemas. Hombres así son necesarios. Todos los pueblos los necesitan. En otra canción de Raimon, que él me permitía divulgar, se decía: «Si em mor/que el cant siga ja realitat,/ Si em mor/que les esperances siguen fets/ i que d’altres continúen/ el que nosaltres continuem». (Si muero, que el canto sea una realidad, que las esperanzas sean hechos, y que otros continúen lo que nosotros continuamos).

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