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Publicado por
TOMÉ
León

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El río caudaloso de la vida prosigue su eterno curso, pese a que padecemos tiempos en los que la realidad conspira contra cualquier tipo de esperanza. Pero, sea como fuere, nunca viene mal una apuesta por el optimismo que sin duda traen consigo las nuevas generaciones que se van incorporando al archivo genético leonés. Es el caso de la niñita Jimena Burgos del Río, un bebé de nombre rotundo y bien conseguido que se dispone a echar su pulso particular a la existencia. El huracán de los sueños humanos nunca se apaga, así que mi amiga Pilar y su pareja Miguel Ángel han dado forma a una criatura guapa, sana y bien formada que ya se encuentra entre nosotros, envuelta en un confortable capullo de seguridad y de amor. El mapa doméstico, en fin, cuenta con un nuevo fichaje preparado para iniciar la gran novela de su vida. El futuro de todos nosotros es una hipótesis a resolver, por lo que será la música del tiempo la que nos indicará los derroteros por los que caminará la pequeña Jimena, un diamante todavía sin tallar ni pulir a la que aguarda una batalla cotidiana y personal de largo aliento.

Cuenta con muchas bazas a su favor, como la ilusión de unos padres que andan acariciando las nubes y sigue encantados de conocerse el uno al otro. No les abrumaré con consejos bienintencionados, pues esa es tarea de los profesionales del espíritu, pero sí que me gustaría recordarles que no es la carne ni la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos. Y que no existe nada más gratificante que dar y ofrecer, sin esperar nada a cambio. Porque nuestras vidas siempre están y estarán a merced de factores caprichosos, capaces de disparar una traca de azares que hacen cuesta arriba formular esa promesa de que «todo-va-a ser-perfecto». Acabo. Felices los felices y que la magia de la suerte ampare a Jimena, la niña bonita.

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