EDITORIAL: Unas oposiciones que cada vez se hacen más necesarias

El bloqueo decretado por el Gobierno central para intentar limitar el número de empleados públicos está generando un daño excesivo en varios frentes. Es verdad que una crisis tan excepcional requirió medidas extremas pero también es cierto que el recorte permanente no es justificable porque ocasiona unos perjuicios que en ocasiones llegan a ser irreparables. El bloqueo a la reposición de trabajadores públicos provoca problemas en primer lugar en algunos servicios. Hace tiempo que desde las comunidades autónomas y desde otras instituciones, como pueden ser las universidades, se reclama una modificación que flexibilice la posibilidad de convocar oposiciones. La no incorporación de nuevos trabajadores está complicando en algunos frentes la propia gestión de esas entidades e incluso se están viendo afectadas de manera notable con una merma de la calidad de sus servicios, lo que afecta a los ciudadanos.

Pero ese bloqueo al empleo público también provoca otro problema y es que se está dejando al margen del sistema a una generación de jóvenes que se ha formado convenientemente —se asegura que es la mejor de la historia— y que se ve imposibilitada a la hora de acceder a un empleo porque en la empresa privada la crisis frena el hacer previsiones optimistas y en las administraciones públicas existe ese bloqueo decretado por el Gobierno.

Si las expectativas económicas son tan positivas como defiende el Ejecutivo ha llegado el momento de que se empiece a modificar esa situación y las instituciones despejen el camino a una generación que se merece por justicia tener las mismas oportunidades que las anteriores. No pueden ser los paganos de una crisis de la que sólo son víctimas y que les deja en una complicada situación mientras ven pasar los daños sin que surjan oportunidades.