Los privilegios

Todo lo que sigue apareciendo en torno a la Santa Corrupción (reina y madre del pueblo español) es sólo purrela comparado con lo que ni sale ni saldrá ni sabrás ni juzgarán (el mejor archivo histórico es siempre el olvido... y la cal viva).

Cierto que, en sí mismo, cada nuevo caso es una montonera tan gigante, que agota nuestra capacidad de imaginación o asombro y deja en calderilla la inmensa chorizada de filesas, roldanes, guerras o condes, cierto... pero ¿hay que olvidarse de la realidad que no tiene titulares ni juez?, porque haciendo números y pesando las mordidas, ¿qué abulta más: el negocio Catalunya Cosa Nostra de los Pujol sumándole el de Bárcenas y el de los valencianos, o lo que le cuestan a la hacienda pública todos los miles de amigos, familiares y conmilitones que, en las tres últimas décadas, fueron enchufados y empotrados en ese enjambre de administraciones públicas que montaron en España los representantes del pueblo precisamente para eso, para colocar , adueñándose así cada enchufado de un trocito del Estado de todos -terreno público al que llaman «plaza en propiedad y ¡vitalicia!»- y mandando a la ruina o al exilio a las personas más competentes y rentables que debieron ocupar esos puestos si muchas oposiciones no hubieran estado podridas y el dedazo no fuera aquí el vicario del dios de los milagros?...

¿No debería medirse este concepto para ajustar mejor el montante global con que la corrupción ha arruinado a este país hipotecándole hasta dentro de un siglo, lo mismo que se consigna el gasto en putas y drogas para estirmar el pib de la nación?... ¿y de qué se escandaliza por lo de Pujol un concejalete pisporro que asegura haber colocado en el untamiento leonés a más de quinientos mientras él patroneaba ese naufragio?... ¿le mueve alguna decencia o se trata sólo de envidia?...

Y lo de las tarjetas opacas de Cajamadrí, de risa, se sabía, era normal, nadie dijo nada, coge el dinero y calla, todas las cajas lo hacen, el Bancoespaña no dice nada... ¿y en esta Cajaespaña, qué?...

Ah, los privilegios... elimínalos y todo se paralizará, son la grasa de nuestra maquinaria nacional... y social.