Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Tenemos últimamente aporreado el tímpano con la frase lapidaria del ¡son todos iguales! ... es la sentencia inapelable que dicta la calle tras ver cómo cada día desfilan por los juzgados nuevos políticos de muy opuesto pelaje intentando explicar sus cazoladas... o ni siquiera intentándolo, pues los más callan como putas en su ahí me las den todas ... todos iguales, insisten, el inmoral derechón y el moralista izquierdín, el que por fuero es trincón y el que por fuera es buenín.

Qué tropa, Romanones.

Sin embargo, lo paradójico y penoso de este país es la cara de sorpresa, perplejidad y cagamento que ponemos ante cada noticia que entroniza a nuevos santos de palo y síndicos de pelo en el gigantesco retablo de la Santa Corrupción... porque ante los escándalos de este tipo ponemos todos cara como de nuevas, de perplejidad... y de sentirnos tremendamente ofendidos en nuestra dignidad, tremendamente avergonzados de la nación y tremendamente sableados en nuestra cartera, que al fin y al cabo es la única razón que nos enfurece, no nos engañemos, la única... ¿no nos estaban robando ya cuando había orgía financiera, bosques de grúas de obra, organismos públicos inventados para colocar peña o gastar sin tope y había crédito a mansalva, mandaba el diseño, dictaba lo firulí-firulá, aceleraba el tren de vida y se decretaba barra libre?... (¡un whisky!, ordena el exministro, y el camarero pregunta: ¿al señor cómo le gusta el whisky?... ¡pues con mucho hielo y muchas putas!).

¿De verdad no se sabía entonces que nos la metían doblada?... ¡¿?!... ¿no era obligación de los políticos honrados el saberlo o, al menos, averiguarlo?...

Se sabía, venga, y no se vio ni una pizquita de esta santa indignación que ahora nos inflama... por eso no me creo estas caras que ponemos. Y si entonces mirábamos a otro lado ( dame mazapán y llámame bobo ), también somos culpables/cómplices de todo ello... ¿a qué estas caras de asquito y hartazgo?...

¿Corruptos?... todos, pillín, y nosotros, le dijo Sócrates pellizcándole el carrillete a uno que fue diputado y propuso hablar de la regeneración democrática ... ¿regeneración?... no la habrá hasta que no os vayáis todos a casa... o a la cárcel.

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