EDITORIAL: Un problema menor que evidencia que algo falla
La aparición de larvas de gorgojos en los menús de varios comedores escolares es en principio un caso sin una mayor relevancia desde un punto de vista sanitario pero sí pone en evidencia que en la cadena de control existen unos riesgos que deben tenerse en cuenta.
Este tipo de problema en determinados alimentos, como son las legumbres, no es nuevo y las personas que cocinan habitualmente saben que con una relativa frecuencia pueden encontrarse en los paquetes cuando se abren. Pero las primeras dudas que plantea este caso es el por qué esas larvas llegaron a los platos, cuál es la fórmula utilizada para elaborar las comidas y quiénes son los responsables para que nadie se diese cuenta hasta que los insectos ya estaban servidos a los niños. Algo falla en la cadena y especialmente si como parece es una comida elaborada de manera industrial porque si en lugar de producirse este problema lo que ocurre es algo más grave queda la duda de si tampoco llegaría a detectarse.
La respuesta desde los colegios, desde la empresa y desde la Consejería de Educación ha sido rápida y contundente. Reconocer el error, pedir disculpas a las familias y la promesa de que no volverá a ocurrir. Y desde las propias familias, huyendo de los alarmismos estériles aunque eso sí reclamando con contundencia soluciones para que nunca se repita nada parecido. Y ahí es donde está el principal reto. Educación tiene que articular fórmulas para que no llegue nunca más a los platos lo que no debe.
