Diario de León
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Mª J. Ortega. león
León

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Puntos para la reflexión

Estamos locos? ¿O sometidos a ideas e intereses de otro tipo, que nos manipulan totalmente?

Me gustan los animales y durante largos años los ha habido en mi casa y cuidado con todo el mimo. Me encantaría que la sociedad los amara y pudiera destinar grandes recursos a su cuidado y protección, lógicamente pasando por la seguridad y bienestar previo de todas las personas, como seres humanos que somos.

En estos días nos afanamos en publicar las fotos del perro de la enfermera de Dallas en la perrera especial en que transcurre su cuarentena, acompañado de juguetes y música clásica y con un despilfarro de recursos que a uno se le presentan en continuo contraste con la falta de seguridad social en los ciudadanos del país, que pagan a peso de oro los seguros para cubrir las necesidades sanitarias y que, la propia enfermera de Dallas, le tocará pagar si, como deseamos todos, supera la enfermedad. ¡Pero de eso no hablamos!

Excalibur fue sacrificado porque no disponemos de un centro especializado para que los animales puedan vivir una cuarentena de estas características. Y ante el riesgo de lo desconocido, se ha valorado la seguridad de las personas.

Y entiendo y comparto las lágrimas de sus dueños, como yo las eché en su momento por los animales que vivieron en casa. Pero ciertamente valoro la preferencia de que cualquier ciudadano en mi país, enfermo del ébola o de cualquier otra enfermedad, tiene garantizado un sistema sanitario que lo atienda y trate de devolverle la salud. ¡Eso no parece que lo valoremos!

Tampoco parece que reaccionemos ante la cantidad de seres humanos que viven en la calle desprotegidos y faltos de recursos, ni nos manifestemos y pongamos en movimiento comprometidos para resolverlo, aquí y en Estados Unidos.

Acabo de volver de allí y aún estoy impresionada por la tragedia de esos ciudadanos que viven en la calle de grandes ciudades con la única posesión de las bolsas en que recogen lo encontrado en la calle y que trasladan en los «carritos» sustraídos de algún centro comercial.

¿Estas personas no tienen quien levante su voz, como la levantamos por Excalibur? ¿En qué y cómo nos comprometemos por ellas? ¿Es más fácil seguir ignorándolas y culpar a los otros, sean políticos, banqueros o cualquier persona más próxima al poder y la economía? ¿Qué parte de responsabilidad tenemos todos, como miembros de la sociedad en la que viven? ¿Qué parte de responsabilidad tenemos todos en seguir ignorando la situación del ébola en Africa?...

Si ni siquiera parece que nos importen los propios compatriotas que dan su vida en el cuidado de aquellos seres, tan humanos como nosotros; y nos rasgamos las vestiduras por haberlos traído, ya enfermos, buscando su salud »¡Hemos puesto en juego la salud de los ciudadanos!»… Una sociedad occidental como la nuestra, con todo lo que eso conlleva, parece que hemos vuelto a los sentimientos ancestrales más medievales. Bueno sería que, cada uno de nosotros, reflexionáramos profundamente sobre ello.

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