EDITORIAL: El PP leonés no puede seguir escondiéndose de sus miedos
El frustrado engaño concentrando a los representantes de los medios de comunicación en una sala de la sede del PP leonés mientras por la escalera huían los diputados provinciales tratando de evitar una fotografía al final inevitable no refleja más que la situación de incertidumbre, nervios y miedo que atenaza a los populares leoneses tras la imputación y encarcelamiento del presidente de la Diputación por supuestos delitos de corrupción. Dos horas y media de reunión no sirvieron más que para abrir incógnitas sobre un relevo en la presidencia de la institución que es urgente resolver para evitar un vacío de poder que ya se hace agónico.
El conato de rebelión de los quince diputados provinciales contra la dirección del partido en León por la aireada presunción en relación con que pueda haber nuevas imputaciones acabó con la asunción por parte de todos de que al final será la cúpula autonómica la que decida quién sucederá a Barazón en la presidencia de la Diputación.
No es una decisión fácil por las razonables condiciones impuestas desde la más alta dirección de que sea un candidato sin manchas políticas y sin ninguna posibilidad de verse salpicado por la causa abierta por Eloy Velasco, lo que de entrada descarta a los responsables de todas aquellas áreas, al menos tres, de las que el juez requirió documentación. Y se encuentra además el PP leonés con el problema añadido de que el propio Barazón no acaba de firmar la renuncia a sus cargos, lo que de alguna manera retrasa el proceso. Pero lo cierto es que faltó disposición y diligencia para afrontar este problema sobre el que sigue echándose en falta la firmeza, la contundencia y la resolución escuchada desde Valladolid. El PP leonés no puede seguir escondiéndose. Muy al contrario, debería afrontar la situación con valentía y adoptando actitudes y respuestas responsables que templen el clima de incertidumbre que se generaliza en la calle.