¿Podrán?...

Titubeas, crujen los pilares de la fe en los tuyos, caen malas noticias en tu caldero y ahora tienes que humillar las varas del palio con que les cubrías y venerabas.

Malos tiempos, malos tragos.

Las evidencias te aplanan... si por ahí cuecen habas, en tu casa a calderadas... ¿y has tenido que esperar a oler sus pedos para enterarte de que se las estaban comiendo todas delante de tus narices?... perdona, o tu ceguera era de memo bonito o tu silencio era de cómplice barato... así que menos lobos, Caperú, no es necesario que te muestres tan indignao, cabreao, sulfurao y con el verbo sublevao ante todo lo que está aflorando (y lo que te rondaré, moreno, que aún faltan en esta ópera podrida los coros y figurantes, el gran aleluya incivil y una mascletá en la plaza con mucho petardo reventón).

En estas, para descomponer ya del todo tu paisaje, asoman los de Podemos subidos al guindo de todas las encuestas... ¡¡¡¿¿¿???!!!... ¡ay madre, cómo huele padre a vino!... ¿es que ya te imaginas a tí puesto en internacional y cantando aquello de «agrupémonos todos en la ruina final»?... porque los de Podemos te parecen la reencarnación de los demonios del 36, el disparate de las masas descontroladas, el ruido de los prorrusos ucranianos, un eco etarra, la murga de las teleprédicas de Chávez... y una panda de indocumentados que no tienen ni zorra idea de aquello que quieren administrar... y además, ¡esos pelos, esas pintas!...

Sin embargo, no les verás más inexpertos o pisahuevos que aquellos políticos que en 1978 arribaban de nuevas estrenando una democracia hoy abollada (¿viste cómo acabaron aprendiendo el oficio?)... y aunque en su confusión y urgencias cabe que se les cuelen raposos y desechos de tienta, listillos de cupo o tontos a las tres, lo cierto es que desplazarán de sus poltronas mudas a quienes han demostrado ad nauseam ser tancredos o colaboradores en el desbarate nacional.... y te digo lo de Sócrates: bienvenidos sean, pues no podrán robar (ya está todo robado) y hasta que averigüen la combinación de la caja y las trampas de la ley pasará un tiempo que será una bendita tregua, la primera en este ladroneo general.