La opinión del lector
Sin reunión de la Junta Vecinal en San Miguel
En primer lugar agradecer a Diario de León por tener una vía de comunicación abierta con los ciudadanos para poder transmitir sus afanes o sentimientos. En San Miguel del Camino los vecinos agradecemos la labor hecha por dicho diario ante la problemática del agua y de la empresa embotelladora.
La empresa que comercializa el agua de esta localidad tiene muchas sombras legales. Está situada en suelo rústico (dato que no se puede contrastar porque está dada de alta municipal en Valverde de La Virgen de modo genérico sin especificar la localidad y en el catastro figura como rústica), se están produciendo ruidos nocturnos con el consiguiente malestar de los vecinos, se está deteriorando el pavimento de la salida y entrada de dicha empresa. La gota que ha desbordado el vaso es la nueva ley municipal de exclusión, que impedirá hacer pozos viables en una zona que comprende zona rústica y urbanizable, que no se podrán utilizar productos químicos en los campos agrícolas o huertas afectados.
Por todo lo anterior y el estado de abandono en que se encuentra el pueblo los vecinos hemos acordado pedir una reunión con la Junta Vecinal. Estamos recogiendo firmas en este momento porque hace años que no se celebra. FE de las JONS de Valverde de La Virgen, apoya a los vecinos de San Miguel del Camino.
Pensada para
el robagallinas
En este país los ladrones de guante blanco, han convertido a la piel de toro en su particular cueva de Ali Babá y por si ello fuera poco, han incitado a los más humildes a comprarse una vivienda cuando la operación era a todas luces inviable. Las víctimas, han pagado notarios, registros, intereses, han invertido con ilusión sus pocos ahorros y se han apretado el cinturón hasta lo indecible, mientras, los políticos y sus economistas jugaban a ver quién decía la mayor de las tonterías sobre el crecimiento.
La operación de la burbuja inmobiliaria ha sido como hemos podido ver y sufrir, ‘el robo del siglo’ y ha provocado más de 400.000 lanzamientos hipotecarios desde el inicio de la crisis. Los más humildes que a duras penas podían pagar la hipoteca, han perdido parte de sus ingresos y el banco, los lanza al duro asfalto sin que importe, que familias enteras, padres, abuelos y niños se queden en la calle, además, la tragedia no acaba con el lanzamiento, los desahuciados siguen teniendo una deuda con el banco que no se conforma con el valor de la vivienda, porque la Ley Hipotecaria española, otra de tantas que sólo beneficia a la clase dirigente, así lo dicta.
En este dramático escenario, mientras todo esto está sucediendo, asoma a las primeras páginas de toda la prensa internacional lo que, a mi juicio, puede ser la punta de un iceberg de proporciones gigantescas (se empieza a hablar de otras opacas), las noticias de las tarjetas negras, opacas, o como se les quiera llamar de Caja Madrid. Los titulares de estas tarjetas, al mismo tiempo que dejaban sin techo a aquellos a los que la crisis había golpeado con más fuerza, se gastaban más de 15 millones de euros, (250.000.000 millones de las antiguas pesetas) en juergas privadas, con el dinero de los ahorradores.
Esta banda de manirrotos, no contenta con el robo continuado del dinero de los accionistas, rizó el rizo diseñando el producto financiero del siglo ‘las preferentes’, un producto de esmerado diseño en el que interviene lo que se ha dado en llamar ‘ingeniería financiera’ especialidad en la que España forma a los mejores, recuerden ustedes el famoso timo de la estampita que ha batido todos los records y el más reciente del famoso Nicolás.
Pero no se asombren, lo que acaban de declarar ante la justicia es que ellos no sabían nada de nada y que, pobrecitos, tampoco les habían contado para qué eran las tarjetitas esas que metían en el cajero y al poco empezaban a aparecer billetes como por arte de magia, pensarían, digo yo, que el cajero era como una chistera de la que en vez de conejos salían billetes, tampoco sabían el motivo por el cual cuando la enseñaban en un hotel la cuenta quedaba saldada, es que a los pobrecitos nadie les había dicho nada.
Después de las declaraciones de Carlos Lesmes, a la sazón presidente del Tribunal supremo y Presidente del Consejo General del Poder Judicial: «la Ley está pensada para el robagallinas y no para el gran defraudador», se desvela el misterio por el cual la justicia pide el ingreso en prisión cinco años después de que una madre en paro gastase unos pocos euros en la compra de pañales y comida para sus hijos con una tarjeta que se encontró en la calle. Ahora no lo explicamos, «la Ley está pensada para el robagallinas…» por eso los que roban millones de euros no están en la cárcel, las leyes no son para ellos.