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EDITORIAL: Una referencia moral para la sociedad en un momento de extrema necesidad

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León

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El 24 de agosto pasado se escribió uno de los capítulos más dolorosos de la historia reciente de nuestra provincia. En una intervención en montaña —una cualquiera de las muchas que al cabo del año se realizan en un territorio de orografía tan atractiva como peligrosa— perdían la vida en un desagraciado accidente en La Polinosa tres agentes de la Guardia Civil, el capitán Emilio Pérez Peláez, el teniente Marcos Benito Rodríguez y el guardia José Martínez Conejo, los dos primeros integrantes del Servicio Aéreo de Rescate y el último del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña. Su sargento jefe, Enrique Ferrero, que también participaba en la operación, no dudó un solo instante en poner en peligro su vida para salvar la de un montañero accidentado, evitando de esa manera que ambos se precipitasen también por la ladera de la montaña en el interior del helicóptero.

Por acuerdo unánime del jurado, el Greim recibía ayer, en un emotivo acto en el Hostal de San Marcos y ante la más alta representación política, institucional y social de la provincia y la comunidad autónoma, el Premio Diario de León al Desarrollo Social y los Valores Humanos. Se dijo anoche, con indudable acierto, que no hay ningún ejemplo mejor que el del Greim para representar todas las virtudes que Diario de León recoge en su proclamación de razones para conceder un premio con el que, ya en su novena edición, renueva su firme compromiso con esta tierra a través del reconocimiento del más valioso capital de sus gentes.

«Los valores humanos nos ayudan a vivir en sociedad; en la montaña son imprescindibles para sobrevivir», afirmó el sargento Ferrero tras recoger el galardón, recordar a «las verdaderas heroínas» de su labor —las tres viudas— y recibir la emotiva y larga ovación con la que la sociedad leonesa quiso reconocer la justicia y la oportunidad del premio y los méritos indudables de quienes lo recibieron, entendiendo en cualquier caso que para ellos «no hay mayor recompensa para nosotros que la felicidad del rescatado».

En un momento en el que la corrupción carcome a un sociedad cada día más alejada de la clase política en general y profundamente decepcionada con algunos funcionarios, el ejemplo de estos servidores públicos pone en primer plano la esencia del ser humano y alienta la esperanza de reconstruir una sociedad fuerte sustentada precisamente en los valores humanos de quien da por los demás lo mejor que tiene. A veces incluso su propia vida.

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