Diario de León

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En la mitología romana hubo un dios llamado Saturno. Su característica principal era que devoraba a sus hijos nada más nacer. Existen unas excelentes pinturas del dios Saturno de Rubens y de Goya.

La formación de las autonomías ha traído el auge de los partidos nacionalistas, que están poniendo en grave riesgo la unidad de España y la creación de un nuevo dios Saturno capaz de devorar todo lo que se ponga por delante. Me refiero a la autonomía de Castilla y León, más conocida con el nombre de ‘Fastidia a León’.

Hay datos que confirman claramente que la ciudad de Valladolid, el nuevo dios autonómico está devorando todo lo que encuentra en su autonomía. En los últimos 30 años, la ciudad de Valladolid (no la provincia) ha crecido tanto que su población casi cuadriplica la población de toda la provincia de Soria. Asimismo, casi duplica la población de toda la provincia de Zamora. Estos datos no son los peores, los peores hacen referencia a la provincia de León, que ha perdido más de 100.000 habitantes, la provincia española que más población ha perdido en los últimos 30 años.

Este nuevo Saturno es cada día más voraz, los recursos del resto de las provincias cada día son menores. El final puede ser que reviente el nuevo Saturno o que el resto de las provincias castellanas y leonesas se vaya al abismo. El final más previsible es este último, luego ¿cómo se va a saciar Saturno?

Con fecha 19 de octubre, algunos medios de comunicación daban esta información: la Junta de Castilla y León ha aprobado unos presupuestos globales de 9.920.756.000 de euros para el próximo año electoral 2015, de ellos, 1.022.712.000 de euros serán invertidos en la provincia de León. Afirman que esa cantidad es el 18,1% del total. Parece mentira que esos medios de comunicación no sepan ni las matemáticas más elementales. En mis tiempos, un niño de doce años ya sabía la regla de tres y, con un sencillo cálculo, aplicando esa regla, el tanto por ciento que se asegura se va a invertir en la provincia de León no es el 18,1% sino el 10,3%, que no es lo mismo. Las matemáticas no engañan, son ciencias exactas. Eso dicen que van a invertir, pero como es un año electoral, la realidad será bien diferente. La provincia de León aporta año tras año a los presupuestos generales de la Comunidad aproximadamente el 20% y revierte a la provincia el 8% y, así llevamos 30 años.

Esto no es nuevo, siempre ha sido así desde el inicio de la autonomía porque estamos instalados en el estado de la mentira, sobre todo cuando llegan unas elecciones. Todos los partidos con posibilidades de gobernar rivalizan en prometer el oro y el moro, pero una vez conseguido el poder, las promesas se olvidan por completo. De esto saben mucho tanto el PSOE como el PP.

Lo que sí es novedad es una noticia que han publicado todos los medios de comunicación de León: el Gobierno de Fastidia a León ha denegado a la Casa de León en Madrid la subvención anual que le daba como al resto de las Casas regionales. El motivo de la denegación es que, según ellos, se llama Casa de León cuando debiera llamarse de Castilla y León. El Saturno autonómico no ignora que ese nombre es el que esa Casa ha tenido siempre desde su fundación hace ya más de 50 años. La realidad es muy otra, la Junta considera que hasta aquí hemos llegado, que el nombre de León debe desaparecer del mapa, el nombre de León ya no existe, molesta a los que mandan. León no es más que el oeste de Castilla. La denegación de la subvención a la Casa de León en Madrid es mucho más que un insulto a la Casa de León, es una ofensa a todos los leoneses. Las Casas de León son un trozo de León en otras regiones españolas que están haciendo una magnífica labor para que los leoneses que viven en la diáspora se encuentren como en su casa.

Lo más decepcionante es ver a algunos leoneses que colaboran con ese dios Saturno autonómico. La Historia se repite una vez más. Hace ya mil años hubo un caudillo musulmán, llamado Almanzor. Vino a León con un pequeño ejército, lo que tenía, ofreció oro y poder a algunos nobles leoneses y con su ayuda,, sembró el terror en la ciudad de León. Sin la ayuda de leoneses, Almanzor nunca hubiera logrado entrar en León. La Junta de Fastidia a León nunca habría tratado así a la Casa de León si no hubiera encontrado ayuda en algunos leoneses. Pero claro, cuando te ofrecen un puestín y un sueldín tentador, algunos venden su alma al diablo para lograrlo. Para algunos, los intereses personales están por encima de los intereses de los ciudadanos.

Se acercan unas elecciones municipales, autonómicas y generales. Por ninguna parte se ve que el PSOE y el PP van a defender los intereses de los ciudadanos leoneses, intereses legítimos. El primero programó los chiringuitos autonómicos y el segundo los mantiene. A la UPL habría que preguntarle cuáles han sido sus logros en los casi 30 años de existencia. Hoy en León se vive peor que en los años 70 del siglo pasado, hay más pobreza. Por otra parte, jamás he oído a los partidos de izquierda decir una sola palabra, pidiendo justicia para el pueblo leonés, aceptan de buen grado la situación existente. Se hace necesario encontrar gentes nuevas, limpias de corrupción con capacidad de ilusionar a los ciudadanos. En España siempre ha habido gentes honestas.

El dios Saturno autonómico ni es tonto ni ignorante, conoce bien la Historia. Sabe perfectamente que esta Comunidad se compone de dos regiones bien diferenciadas. Hasta lo lleva en el nombre: Castilla y León. La y separa dos nombres, dos regiones. El nuevo Saturno tampoco ignora que, desde el año 1230 las regiones de Castilla y León, entonces reinos independientes entre si, se respetaron mutuamente y, desde entonces, no ha habido problemas entre leoneses y castellanos.

El ejecutivo de Fastidia a León está gobernando como una sanguijuela que vive de chupar la sangre a unos y a otros, dejando a los leoneses sin esperanza de progreso. Aún hará algo peor, intentará que la palabra leonés sea utilizada como un insulto como en el País Vasco se utiliza la palabra español para insultar a alguien. Lo que no podemos hacer los leoneses es quejarnos y culpar al nuevo dios Saturno de nuestros males porque nosotros lo pusimos ahí. El desprecio recibido por la Casa de León en Madrid es culpa nuestra por consentirlo.

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