Los decentes

T renes de corruptos anónimos circulan de noche hacia el Campo del Olvido... concentrados allí, ya nunca sabremos de ellos, sus responsabilidades arderán en crematorios perfumados... son los hijos menores de un dios grande, inmenso, sus delitos son calderilla comparados con los procesos de los estrellitas de la política que se estrellaron (¿la Mato tardó o la tardaron?)... y saben que no habrá juez que les llame porque en su misma situación tendrían que abrir juicio a media población... o entera, si el silencio se considerara delito.

Antonio Muñoz Molina puso su acento sobre esta vieja afonía nacional y dijo en una entrevista algo que acusa e inquieta: Los decentes que miran a otro lado agravan el desastre .

Los decentes... estrábicos o mudos, tuertos o ciegos, líricos del silencio... y dicen políticos, sindicalistas, empresarios, banqueros o el coro de asesores: ¡eh, que la inmensa mayoría somos decentes!... ya, pues Aviados vamos por esos Camposhermosos, dicen en La Vecilla... ¿no veían lo que hacía su vecino de escaño, su tesorero, su compañero de lista o la mano tonta de su camarada o su apañero o apañera o el apañante?... ¿y los «empleados»?... ¿por qué la gente recela de los técnicos y funcionarios cuando en las operaciones corruptas se dicen inocentes y actuar como mandados?... ¿a qué viene decir ahora que sólo obedecían órdenes, si por encima de esas órdenes está, como funcionarios, su obligación inexcusable de denunciar todo aquello que vean o sepan que va contra la ley o el bien común?... su silencio sólo puede significar ignorancia improbable... miedo que guarda viñas y puestos... complicidad... o dejación punible.

En fin, nos hemos pasado tres décadas mirando a otro lado... vivíamos por encima (más bien por debajo) del bien y del mal para acabar hoy diciendo como Cayó Lara anteayer: «vivimos una indignación por encima de nuestras posibilidades» ... ¿indignados?... ¿acaso fue digno nuestro silencio, torcer la vista?... ah, pero el Congreso de los Diputados se llenó el jueves de grandes ataques de dignidad, fíjate... aunque ética, la palabra clave, no asomó en ninguna boca... en ninguna... curioso... ética...