CUARTOCRECIENTE
Jueces
Atentos a lo que dice Joaquim Bosch portavoz de Jueces para la Democracia: «Por desgracia, en nuestro país los corruptos cuentan con más medios para eludir la Justicia de los que tiene nuestro sistema judicial para perseguirles».
Dice Joaquim Bosch que no existe voluntad política para actuar contra la corrupción. En lugar de pactos, hacen falta más peritos especializados, más policías con experiencia, más recursos para la Fiscalía, ademas de las reformas procesales que agilicen los sumarios. «Cuando cae en un juzgado un asunto de estas características hay muchas dificultades para poder hacer avanzar la investigación», explica.
Y eso extiende la sensación de impunidad «porque no acaban de existir condenas, hay muchas causas abiertas pero no acaban de avanzar con la rapidez que sería deseable».
Más controles y menos asesores, pide Bosch para frenar «la enorme discrecionalidad» de las administraciones cuando adjudican contratos. Y más jueces. Las cien nuevas plazas anunciadas en el Congreso por Rajoy, que lleva todo su mandato negando que la corrupción sea un fenómeno generalizado, ya figuraban en los Presupuestos Generales del Estado del próximo año «y no tienen nada que ver con la corrupción», añade Bosch. De hecho, ni siquiera cubren las bajas por jubilación, incapacidad o fallecimiento.
Pero si hay algo que deja en evidencia al Gobierno de Rajoy y al partido que le sostiene, el del dinero B y los sobres de Bárcenas, el que ha alimentado a personajes como Matas, Fabra o Granados, es el olor a putrefacción que desprenden las maniobras para apartar al juez Ruz de la instrucción del caso Gürtel, la trama que más corroe al PP. Aquí la Justicia sí ha sido muy rápida para ‘desimputar’ al vocal del Consejo General del Poder Judicial nombrado por los populares que puede inclinar la balanza a favor de quienes quieren sacar a concurso la plaza de la Audiencia Nacional que ocupa Ruz de forma interina. Será que en el PP no se acaban de fiar del voto de calidad del presidente del organismo, Carlos Lesmes, el mismo que hace unos días reconocía, en la línea de Joaquim Bosch, que la ley «está más pensada para castigar al robagallinas que al gran defraudador».