EN BLANCO
D. Manuel Martín
Saber envejecer es, sin duda, la obra maestra de la sabiduría humana, aparte de una de las asignaturas más difíciles que se incluyen en el gran arte de vivir. Por simple cuestión demográfica, este país luce cada vez más canas, mientras que nuestros mayores se enfrentan a diario a una realidad muy complicada. Una auténtica ignominia, pues las personas de la tercera edad, como ahora se dice, constituyen en su conjunto el más valioso patrimonio sentimental que nos queda. Hay historias como la de Manuel Martín que merecen ser contadas, para dejar constancia de que el talento nunca se jubila. El próximo martes día 9, en el Auditorio y a las 18,30 horas, se celebra la Fiesta del Mayor, impulsada por la escuela de canto del Ayuntamiento capitalino. Un acontecimiento envuelto en la liturgia de las grandes ocasiones que nos permitirá paladear el arte de don Manuel, quien en sus años jóvenes estudió ópera en París con José Santi, el mismo maestro que llevaba por entonces la carrera del mítico y malogrado Luis Mariano.
Presta pues la artillería para tan duro combate, y bajo la supervisión de Isabel, directora de la escuela, y de la profesora Ana, el público asistente podrá disfrutar de un repertorio compuesto por ese tipo de canciones que te ponen la sensibilidad a flor de piel y sirven, a los más mayores, para rememorar los dulces recuerdos y placeres de su juventud. En el caso de don Manuel, pondrá a prueba su mucho oficio con cuatro temas señeros: La tabernera del puerto, Maitechu mía, Aranjuez y La jota del baturro. Todo un ejercicio de nostalgia plagado de ecos llegados desde otros tiempos más amables. Así que, ya saben, a sumergirse en el sencillo y delicioso goce de la música del tiempo. ¡O?lé por el León veterano y participativo, capaz de rebuscar en el baúl de los recuerdos con tal de mantenerse en marcha!