CORNADA DE LOBO
La única fe
T al día de diciembre como hoy es inútil rezar, no insistas, hay colapso de oraciones en el Cielo y hasta en casa del Diablo... ¡Virgencita, Virgencita, si me toca, lo compartiré con los parientes necesitados y te daré para limosnas el tres por ciento! (no intentes colar la piedad como soborno, lo pondrás peor)... así que la divina autoridad no puede atender a nadie ni entender a todos porque hoy todos rezan a la vez... y con qué ganas y posturas... Satanás, sin embargo, tiene menos follón y atiende mejor, pero Fabra y Pujol siempre están los primeros llevándoselo todo... y crudo... pero a la hora de rezar, igual vale un san Pancracio perejilero que una bruja piruja, una foto de Granados, una estampa de la Macarena... o un caganer de Bárcenas por si es cierto eso de que la mierda llama al oro y van y se casan... colocar debajo de ellos los décimos de lotería esperando su intercesión es un viejo rito, pero no tiene pito... ni flauta.
Y lo que ahora son rezos en cascada, serán dentro de unas horas suspiros de decepción al comprobar una a una nuestras loterías mientras trinamos de rabia cuando salga en la tele una gente beoda y feliz en un bar insistiendo en nuestra desgracia de no haber nacido en ese barrio de Sabadell donde caerá algo del gordo... así que hoy, una vez más, habrá que cenar sopa de resignación... fría... sírvanse todos.
La ilusión se esfuma... y La esperanza es lo último que se perdió , decíamos ayer... y como la fe se había perdido mucho antes, quiere decirse que ya sólo nos quedará la caridad (del comedor social que nos acoja)... aunque la poca fe que a cada cual le quede se la gasta enteramente España en la lotería que, aún siendo injusta e improbable, es mucho más fiable que nuestros gobernantes. Creemos desesperadamente en la lotería porque además, a excepción de Fabra, no siempre toca a los mismos, algo que no ocurre con los presupuestos, los apaños y las contratas de esta nación que tanto se parece a un casino... tirando a garito.
¿No os ha tocado nada?, nos dirá hoy Sócrates con su sorna... pues alegraos de vuestra mala suerte, pues así mantendréis unos amigos que una fortuna chorra os haría perder seguramente.