TRIBUNA
Añoranzas de Navidad
E xisten momentos en la vida de uno que es imposible olvidar aunque pasen y corran los años. Podemos señalar y destacar entre otros, el día de nuestro nacimiento, cumpleaños de amigos, matrimonio, graduaciones escolares y universitarias, fiestas patronales y otros muchos. Sobresale uno que parece que está aletargado y olvidado pero siempre nos rodea y nunca se escapa dando excelentes sensaciones a nuestro lado. Pienso que las mismas sensaciones suceden a la mayoría aun sin ser de idéntica creencia y pensamiento.
Nos resulta inolvidable por las reminiscencias y recuerdos de niñez. Me refiero a la Navidad. Fiesta, que no es un día o dos sino unos cuantos con las mismas emociones de alegría, gozo y júbilo. El mejor disfrute y gozo de esos momentos, es que nuestra imaginación de niñez corra, discurra y desemboque en la abierta y despierta fantasía de hace años
Las emotivas felicitaciones, llenas de humanidad recibidas de conocidos, amigos y familiares nos hacen pensar en los recuerdos de la niñez que hoy quiero someramente enumerar y recordar. Eran días que cuando salíamos de la escuela nos acercábamos a la Iglesia con la ilusión que alguna señora nos llamase y pidiese algún recado como traer unas hierbas, unos palos, unas pajas o ir alguna casa. Todos corríamos entusiasmados sin preguntar más. Sabíamos que eran necesarias tales cosas para la hechura del belén que estaban montando en la Iglesia. No comento nuestro interés y complacencia con los hermanos para formar el de casa.
El Niño Dios, recién nacido es un ejemplo a seguir. Está lleno de humanidad y humildad desde el principio de su nacimiento. Este tiempo de Navidad con sus acompañantes, María y José, animales y esos nombres de establo y pesebre, me encantan, quizás, porque de pequeño me gustaba visitar la iglesia de mi pueblo y de los pueblos cercanos para ver los belenes. Es una imagen grabada en mi mente de muy difícil olvido y hoy día, permanece todavía en mí y jamás se me olvidará. Son esas maravillosas y fabulosas imágenes que en nuestra niñez marcan una perenne e imperecedera, impresionante y estática señal.
Mas lo que quiero mencionar y resaltar muy especial, hoy, es el recuerdo de los pastores vestidos con piel y con la lana de sus ovejas. Su elegante y hermosa zamarra con el zurrón, no menos, bello y hermoso sobre su espalda y el airoso, gallardo y aplomado andar oyendo el seco y contagioso ruido de las alegres y gozosas pisadas de sus botas, bien protegidas con sus tachuelas como remedio para evitar caídas por el resbaladizo suelo por las heladas, el aguante del gélido invierno y los encantadores, espectaculares y unísonos golpes de su cachava, cuando en la Misa del Gallo, eran los primeros en ir a adorar al Niño Jesús. Su sencillez y humildad era el símbolo y entrega de su amor al Niño Dios. Allí quedaron para siempre los impactos y sentimientos de regocijo y ensimismados pensamientos de inocentes y vivarachos niños y hoy, sigue el entrañable recuerdo de esas añoranzas de niñez pero sin ser nostálgicas. Esto es el recuerdo imborrable, hasta hoy día y las imágenes que más me impactaron en la Navidad de mi niñez junto con los ingenuos e inocentes comentarios que hacíamos sobre lo vivido y experimentado de los pastores en esa Misa de Gallo.
Navidad es deseo de que 2015 sea mejor que 2014 y que nuestras aspiraciones e ilusiones se cumplan con la ayuda del recién nacido, Jesús, que se hizo hombre por nosotros y que su magnanimidad de bienes, nos traiga el coraje y fortaleza para el exacto cumplimiento de las decisiones tomadas para el año 2015. Que ese cumplimiento sea nuestro deseo y firme esperanza, sin excluir la continua lucha para evitar nuestros despropósitos y fallos por ser humanos. Que, esa fe y creencia en un Dios que, prefirió nacer en el pesebre de un establo, no en un palacio, nos conforte y alivie. Elijamos como imitadores a sus acompañantes, los animales y a sus padres, María y José, dándole calor. Realidad histórica, justificada por los hechos, probada por los escritos y corroborada por los millones de creyentes en el mundo.
Navidad sea siempre sentida por la generosa y dadivosa ayuda del recién nacido, Jesús, que nos comprende, entiende y perdona nuestras debilidades. Recuperó con su humildad, lo imposible a los ojos del hombre, nuestra perdida salvación.
Realidad que nos anima a seguir con nuestra creencia porque sabemos que perdona nuestras flaquezas y nos levanta de las caídas. Incomprensible pero es así. El, conoce nuestras fragilidades. Ha querido ver y probar nuestro sincero arrepentimiento y firme propósito de mejora, dos condiciones indispensables. Mas, sabe con precisa rotundidad que como hombres, volveremos a caer. Por eso, tiene presente y sabe que caer es de hombres pero levantarse es de héroes. El deja nuestro recorrido al antojo y capricho de nuestra libertad, pero su deseo es inclinado y propenso a nuestra elección de heroes.
El sentido de Navidad es que todas nuestras aspiraciones y deseos se cumplan. El recién nacido, Jesús, nos diviniza, al hacernos partícipes de la salvacion, conquistada por nuestro dios poderoso y creador. Esta es mi creencia, la cual me conforta e infunde vigor y energía para servir y honrar al Dios que prefirió nacer en un pesebre. Realidad con pruebas y argumentos contundentes de ese hecho y suceso realizado con humildad insuperable por el Niño Jesús. El, nos inspira coraje y empuje para seguir buscando el camino indicado y señalado por el Recién Nacido, Jesús.
Histórico acontecimiento que revolucionó al mundo entero y sigue en pie a pesar de los pesares. Fue, es y seguirá siendo una realidad celebrada con el mismo espíritu de animosidad y perennidad mientras el hombre exista. Fue un hecho de gratuidad, sin recompensa e infinito precio de amor al ser un Dios quien se ofrece, hasta la muerte y muerte de Cruz, para salvar al finito hombre.
No obliga, compele ni oprime a nadie a creer. Nos deja a la libertad y libre arbitrio nuestro. Incomprensible a la mente humana por ser de capacidad finita. Navidad como misterio, cae bajo la ilimitada comprensibilidad que no encaja con la limitada capacidad del intelecto humano que siendo inteligente y sabio, no deja de ser finito.
El, en la Navidad y siempre, nos muestra generosidad sin límites, dejando a un lado ese Dios que, a veces, pensamos como vengativo, idea errónea y equivocada. Dios es amor y bondad. No pasa por su mente esa palabra de «venganza». Él nos dejó el ejemplo de amor con su única y distintiva originalidad de nacer en un pesebre por nuestra Redención y Salvación.
Navidad, es realidad universal porque trae paz y la paz es universal sin distinciones ni categorías. navidad, misterio que todo acepta, nada rechaza ni distingue colores ni razas. navidad, vocablo universal como universal es su mensaje de paz para todos los hombres de buena voluntad. todos iguales ante el niño Dios.
El recién nacido, Jesús, se encarnó para todos que quieran recibirle como hombre de buena voluntad. Termino con el deseo de esperanza, prosperidad y bienestar añadiendo las palabras llenas de sentido, gratas e imprescindibles de Feliz Navidad.