Diario de León
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E n las sedes de los partidos, cuando alguien se aburre escribe un comunicado faltoso. Viene a ser algo así como una exhibición de testosterona de despacho. Vamos, una traca de ego. En Izquierda Unida se aburrían y han escrito uno contra el nombramiento del presidente de la Fele, Javier Cepedano como presidente a su vez del Consejo Social de la Universidad de León. Consideran que para la institución será «una desgracia absoluta». Y eso es lo más fino. Entre hacerle la ola y las excesivas descalificaciones plasmadas cabían muchas posibilidades críticas intermedias. Pero no, como se aburrían, escribieron un comunicado faltoso. Están en su derecho de creer que tan importante órgano deba ser presidido por alguien con otro perfil profesional, pero eso no justifica tal torrente de demonizaciones que, por excesivas, restan credibilidad a la legítima discrepancia. Intuye uno que el mismo tiene su explicación, además de en el citado aburrimiento, en una necesidad estratégica de elevar el tono crítico más alto que Podemos. Pero esto no debe hacerse a costa del respeto, que no es virtud capitalista sino modal democrático. Bienvenida sea la confrontación entre ideologías y modelos de gestión, nos enriquece a todos, pero no la mera acumulación de ofensas personales y profesionales, como en este caso. Ha hecho bien la Fele en salir en defensa de Cepedano; por cierto, con un comunicado no faltoso. Quien se aburra en su sede, que haga sudokus. IU es una alternativa respetable y respetada, con políticos válidos y una militancia muy participativa. No resultarán más convincentes por rugir más, sino por argumentar mejor.

En cambio, qué dos grandes intervenciones nos regaló la Nochebuena. El discurso del rey Felipe fue contundente en fondo y forma. Ojalá sea capaz de liderar con su ejemplo la regeneración que reclama para España. La otra fue la bellísima homilía del papa Francisco, en la que hablo de la paciencia de Dios. Desde luego, Él con los seres humanos no se aburre. Y si lo hiciese, no escribiría comunicados faltosos. Qué fácil es despreciar en política. Ni siquiera es necesario tener razón, basta con estar aburrido en tu sede y ponerte a escribir un comunicado, entre bostezo y bostezo.

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