Diario de León
Publicado por
Juan Carlos franco
León

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T rescientos sesenta y cuatro días por delante. 364 jornadas llamadas a cambiar nuestro mundo conocido, pues quien más quien menos barrunta que el próximo 31 de diciembre poco ya será como hasta ahora. Las únicas dudas residen en cómo nos afectará el tsunami que todos atisban, o si éste, una vez tocado tierra, no se quedará, como tantos otros, en una tormenta de verano – por lo de muchos truenos y poca agua-. Por el momento, ya se sabe, pedalean cuesta abajo siendo los tuertos en un país de ciegos.

Si hacemos caso a los que más mandan, que está demostrado en repetidas ocasiones que no son, necesariamente, los que más saben, en 2015 eso de la crisis ya será algo del pasado. Falta que nos digan qué hacemos con esa generación de cincuentones a los que la realidad económica de la última década los expulsó del paraíso laboral que nos anuncian. Y también se echa en falta que nos indiquen el camino que debemos tomar zonas, como esta del Bierzo, de las que en la última década se han volatilizado los castillos en el aire que nos hicimos con las empresas que aquí desembarcaron atraídas por los fondos del carbón. De su presencia quedan como vestigios para nuestro sonrojo naves vacías en la práctica totalidad de los polígonos industriales que con ahínco nos aplicamos en construir, para ofrecerlos, prácticamente by the face, en el mercado persa en que convertimos nuestra comarca. Una vez finiquitado el principal atractivo de nuestra comarca para captar industria –las subvenciones-, se antoja difícil que algún despistado empresario se deje caer por estos pagos. También está por ver, de dejarse caer alguno, que no cometamos los mismos errores.

Como en todos los años recién estrenados los mejores deseos e intenciones nos invaden. Puede que a alguno de los arriba se llame al engaño y piense que ya ha purgado todos sus penas, y hasta caiga en la tentación de creerse sus discursos, tan triunfalistas como alejados del día a día del ciudadano de a pie. A esos, primero en mayo y luego en noviembre, les llegará su baño de realidad. Y junto a ellos, sin hacer distingos, irá el resto, pues como decía un antepasado nuestro que participó en las cruzadas: «Vendrán los sarracenos y nos molerán a palos, que hasta Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos». Y en eso, el Todopoderoso no ha cambiado en los últimos siglos.

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