Diario de León

PANORAMA

La culpa también es de la izquierda

Publicado por
ANTONIO PAPELL
León

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U n dirigente de Izquierda Unida declaró hace algún tiempo, tras el éxito de Podemos en las elecciones europeas, que si en su organización se hubieran hecho bien las cosas, el surgimiento de Podemos no habría tenido lugar. La afirmación, muy pertinente, puede extrapolarse a toda Europa ya que sirve para explicar la proliferación de nuevas formaciones radicales: a partir de la cumbre del G-20 de Toronto de 2010, la consigna defendida por la UE a instancias de Alemania fue la de luchar contra la crisis mediante una drástica reducción del déficit público, que debería reducirse a la mitad para el 2013. Empezaba el gran plan de estabilización que en nuestra UE se tradujo en la imposición de una austeridad sin matices, que tuvo efectos destructivos sobre las economías más dañadas, Irlanda, Portugal, Grecia y España (en nuestro caso, por el estallido de la gigantesca burbuja inmobiliaria). Mientras tanto, Obama ya anunciaba políticas expansivas y el FMI objetaba sn éxito las políticas de excesiva contracción del gasto. Merkel, al frente del grupo de países ricos del centro y norte de Europa, estableció la estrategia, con el respaldo del francés, Sarkozy, sin prácticamente oposición en las instituciones comunitarias.

Los países con gobiernos socialistas, como España y Portugal, no osaron alzar la voz y dócilmente acataron las ordenes. François Hollande ganó las elecciones en mayo de 2012, pero, aislado como estaba, tampoco pudo/quiso influir en Europa para cambiar el signo político. En ningún momento el centro-izquierda europeo planteó una política alternativa de la dictada por Merkel, por más que era bien evidente que España y sobre todo Grecia estaban siendo obligadas a sacrificios innecesarios que deberían tener inevitables consecuencias políticas. Asimismo, las políticas escasamente sociales provocaban el nacimiento en toda Europa de movimientos radicales de extrema derecha y de extrema izquierda. Las elecciones al Parlamento europeo de mayo generó un cierto debate derecha-izquierda entre conservadores y socialdemócratas pero todavía no se ha construido un relato de la izquierda capaz de confrontarse sistemáticamente con el relato de centro derecha que está siendo aplicado bajo la batuta hegemónica de Alemania.

La culpa ha sido de quienes han tomado las decisiones, pero también de una izquierda que no ha sabido parar la destrucción de su espacio político.

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