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Publicado por
RAFAEL TORRES
León

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A sí como en la última Guerra de España los ejércitos contendientes hubieron de improvisar oficiales, pues carecían de ellos, la sociedad necesitaría hoy habilitar como jueces, con carácter accidental, a unos cuantos cientos o miles de profesionales del Derecho, a fin de sacar adelante los innumerables procedimientos relativos a la corrupción política, a la delincuencia de guante blanco, a la criminalidad dineraria y a las sirlas bancarias cuya sustanciación se eterniza en los juzgados y en los tribunales. O lo que es lo mismo; así como el Ejército de la República promovió los Tenientes en Campaña, y el Ejército rebelde los Alféreces Provisionales, unos y otros para el servicio mientras durara la guerra, el Estado español debería instituir con carácter de urgencia unos cursos intensivos para que abogados y procuradores, y hasta secretarios judiciales para los pequeños pleitos, echaran una mano en la descomunal obra de sentar la mano a los ladrones que han arruinado, que siguen arruinando, a España y a los españoles.

Se sabe que si la Justicia es lenta, no es Justicia, razón por la cual el Poder abusador y corrompido se ocupa de griparle el motor negándole, entre otras cosas, el número suficiente de funcionarios que necesita para que rule. Tan brutal y despiadado como eso. Los estafados por las Preferentes, las Subordinadas y las Acciones de Bankia, las víctimas de la Talidomida, los desesperados de la Hepatitis C, las víctimas de las cláusulas-suelo y, en general, toda la población española, víctima del bestial despojo del que ha sido víctima por unas instituciones penetradas de indeseables y convertidas en cuevas de Alí Babá, agonizan en los interminables procedimientos judiciales. Con un buen contingente de Jueces en Campaña para auxiliar a los titulares, estimulados por la grandeza de la obra para la que se les requeriría, se evitaría, cuando menos, que las víctimas lo fueran dos veces.

Como los partidos, los viejos y los nuevos, no proponen nada de fundamento, pues aparte de lerdos se hallan ensimismados en sus cainismos y sus cosas, vaya aquí ésta propuesta de los Jueces en Campaña, provisionales, que debe producir tanta hilaridad en los malhechores como dulce ensoñación en quienes sufren la pesadilla de la justicia lenta.