Diario de León
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luis del val
León

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N ombres reconocidamente ilustres como los de Antonio Brufau, presidente de Repsol, o Isidro Fainé, vicepresidente, o, Pedro Miró Roig, consejero delegado de Cepsa, aparecen ante la opinión pública como presuntos sinvergüenzas, tras sancionarles la Comisión Nacional del Mercado de Valores con una multa de más de 32 millones de euros, por pactar entre ellos, o sea, por convertir el principio básico de libre mercado en un monopolio egoísta que atraca a los consumidores, sin que estos se enteren.

Estaba convencido de que los señores Brufau, Fainé y Miró Roig ignoraban lo que hacían sus ejecutivos, pero me han entrado dudas, cuando me he enterado de que las empresas que presiden van a recurrir la multa. Es decir, que se solidarizan con los presuntos y, una de dos, o no tenía razón la CNMV y no son presuntos de nada o, si se ratifica la mala acción, serán sinvergüenzas debidamente demostrados.

Decía Peter Babel, que el atracador de un banco es mucho más inofensivo que alguno de los principales clientes de ese banco, y la experiencia nos demuestra que eso es verdad. No me refiero al caso anterior, sino a otro: el fracaso de las autopistas de peaje nos va a costar a los españoles 4.500 millones de euro, 100 euros por habitante. En casa, que somos tres, pagaremos 300 euros, a mayor gloria de los listos que han hecho mal negocio, pero no han perdido nada.

El sistema capitalista estoy convencido de que es el que genera las sociedades más prósperas, pero si se elimina el riesgo y la competencia, se prostituyen sus principios. Si las autopistas hubieran generado beneficios ¿hubieran repartido beneficios entre usted y yo? No. El principio beneficios privados, socialización de pérdidas es una alteración de las reglas que pervierte no sólo el sistema, sino la convivencia.

Hay algunos poco avisados que se asombran del aumento de la popularidad entre organizaciones sectarias y demagógicas, pero no se dan cuenta de que quienes las avivan y nutren de argumentos son los sinvergüenzas, presuntos, convictos o estabulados.

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