Maestro Odón Alonso: entre nosotros

D el obrador familiar a los pentagramas musicales pasando por el piano, el violín y los juegos infantiles que compartías con los niños de tu edad. Aficionado al deporte, practicaste el esquí y el boxeo en tu juventud, muy de moda, por cierto, este último durante décadas en tu tiempo. Creciste en un ambiente musical liderado por tu padre sin noción precisa del comienzo de unos estudios que en tu caso no tenían nada de extraordinario, sino más bien todo lo contrario ya que, según tus propios recuerdos, era algo absolutamente natural como cualquier otra acción de la vida de una persona en su entorno familiar. Tu afición no tardó mucho tiempo en convertirse en pasión y hacia ella dirigiste tu vida con espléndida dedicación y no menor abnegación.

Practicaste siempre la música de tu tiempo desde los conjuntos de música ligera con vocalista, pasando por el jazz, del que fuiste un excelente intérprete, y otros géneros que cultivaste desde el piano con general admiración de quienes te escuchaban y hoy te mantienen en el recuerdo. Completaste tu formación musical, recibida de tu padre, en el Conservatorio madrileño con brillantez para después ampliar esta en el extranjero donde no tardaste en comenzar a labrarte un curriculum internacional poco frecuente y nada fácil en aquellos años en los que tú lo hiciste. Tus comienzos fueron duros, difíciles y variopintos aunque siempre centrados en el mundo musical en el que poco a poco fuiste abriéndote camino como intérprete primero y como director después, compatibilizando esto con otros quehaceres que acentuaron tu vocación y tu perfil directoral.

Viajaste por España, Europa, América y otros lugares del mundo llevando tu arte y con él la música española a la que dedicaste especial atención en tu dilatada y exitosa carrera artística, y contigo, con tu arte y con la música española también llevabas a tu tierra leonesa a la que acudías siempre que podías y, durante bastantes años y con general orgullo por ello, también llevaste a tus paisanos lo que con absoluta brillantez ofrecías al resto del mundo, del que durante décadas fuiste ciudadano sin por ello olvidar tus orígenes ni el calor de tu tierra.

Tu fama te precedía, tus éxitos innumerables y tus características como persona y como ser humano te hacían, sin tú pretenderlo, grande entre los grandes. Fuiste, sin duda alguna, un adalid de la música española, un hombre de asombrosa actualidad al que el paso de los años situaba de manera permanente en la vanguardia del tiempo en el que vivías. Un tiempo que aprovechaste como mejor pudiste o supiste pero, desde la perspectiva de tu legado, pareces haber tenido la capacidad de dilatarlo, pues no se entiende de otra manera tu inmensa y honda carrera artística para la que quizás habrían sido necesarias más de una vida para poderla llevar a cabo. Fuiste admirado, querido y reconocido, aunque en esto último quizá no lo suficiente a tenor de tu magna obra artística. Hoy, afirmación que puedo hacer con total conocimiento de causa, sigues siendo recordado con igual cariño, admiración y reconocimiento como lo fuiste en vida. Y yo, desde mi personal recuerdo, quiero dedicarte estas líneas, querido maestro Odón Alonso, en el que sería tu noventa aniversario.

(Odón Alonso nació en La Bañeza

el 28 de febrero de 1925)