TRIBUNA
El desarrollo del niño (3-7 años)
U n parque infantil!! Es el lugar ideal para lograr un desarrollo del niño de forma agradable, lúdica e integradora. Pasar mucho tiempo al aire libre hace que el niño tenga una conducta mejor cuando está en el interior de casa o de la clase.
Hablamos de niños de 3 a 7 años que es la edad más propicia para integrar los tres niveles cerebrales (físico, emocional-social y cognitivo) del desarrollo y completar su organización neurológica.
El desarrollo del niño no consiste, absolutamente para nada, en que pinte, lea o escriba lo más pronto posible. Tampoco en que hable, cuente o se ate los cordones antes que los otros niños. Mucho menos, que sea capaz de hacer más fichas, estar más tiempo sentado o saber más colores que los demás niños de cuatro años.
El desarrollo del niño es un gozoso viaje de descubrimiento, aventuras, retos y errores. Hasta que un buen día, destreza a destreza, van saliendo las cosas, consigue otras nuevas y así va dando pequeños pasos en el camino hacia su autonomía. Está aprendiendo.
Los niños situados en un medio rico en estímulos y dejados largos ratos a su libre funcionamiento, son los trabajadores más activos de todo el espectro laboral. Un parque infantil es un medio rico en estímulos; hay otros, por supuesto, pero ninguno es tan imprescindible. ¡Ah!, pero allí está Josito apoyado contra el muro del parque, perdido en la calma de su inacción casi desde que llegó. Ayer también y el día anterior lo mismo. Se trata de un niño diferente, igual que lo son todos los demás. Ahora bien, esta diferencia concreta hace que esté perdiendo muchas posibilidades de desarrollo. ¿Obligamos a Josito a que juegue en el parque? ¡Mala idea! ¿Ideamos recursos para que vaya aceptando participar en algunas actividades? ¡Sí, claro! Pero… ¿Y si persiste la desgana y su rechazo a ello? Propongo otra alternativa, que puede ser simultánea con la anterior: ¿Y si buscamos la causa de su actitud cuando está en el parque?
Procedamos: Una conversación con los padres para conocer el proceso que ha seguido hasta ahora el desarrollo del niño, así como otras manifestaciones de su dinámica y funcionamiento habitual. Nos va a dar muchas pistas.
Seguimos: Una exploración de los reflejos primarios de Josito, una observación de sus actividades, sus producciones y sus movimientos, nos va a dar más claves. Y lo llevamos a cabo.
Hallamos: Que Josito tiene el reflejo Tónico Laberíntico activo en grado suficiente como para dificultar bastante al niño una buena estabilidad, con pobre equilibrio, escasa coordinación de movimientos y bajo tono muscular. Todo ello provoca una torpeza general de sus movimientos, y el niño es consciente porque se compara con sus amigos y evita todo lo posible que ellos vean su torpeza. Esas y otras influencias de este reflejo sobre el desarrollo del niño, van a tener efectos indeseables sobre el aprendizaje escolar en su momento; tales como dificultarle una postura correcta en clase para favorecer la atención, perderse en el texto cuando lee, la escritura le resultará difícil, la percepción visual y auditiva pobres, también la orientación espacial; su mesa y sus materiales estarán en desorden, los deportes le pueden suponer un reto excesivo y un cansancio rápido por lo que los evitará todo lo posible y la dificultad que tiene para seguir instrucciones le causará algunos problemas. ¿No será mejor prevenir todo eso ayudando al niño en la superación de estas dificultades presentes y de las futuras previsibles?
Nuestro proceso continúa facilitando al niño (será ayudado por padres y educadores) una sencilla batería de movimientos específicos y controlados, enfocados a que el reflejo se inhiba y deje de impedir, de estorbar el desarrollo de su estabilidad, de su equilibrio y coordinación, así como de los miedos colaterales. Se trata de 4-5 sencillos ejercicios de movimiento que debe realizar dos-tres veces al día durante un período de tiempo que pueden ser unas semanas o unos meses. Además se introducen varios juegos divertidos y fáciles para que, tanto en casa como fuera, sirvan a todos de relax, mientras ayudan al niño a superar sus barreras más rápidamente, de forma agradable y en consonancia con sus dificultades concretas.
Muchos retrasos, muchas dificultades de aprendizaje y muchas alteraciones comportamentales de diversa índole en los niños (y los no tan niños) tienen su origen en la presencia activa de reflejos primarios que tenían que haberse retirado (inhibido o dejado de actuar) desde el año de edad aproximadamente, una vez que el niño se mueve por propia iniciativa, con intención y sabiendo lo que busca con sus movimientos. Cuando algún reflejo no se ha inhibido, y sigue activo, es un impedimento para algunas o muchas funciones del desarrollo y posteriormente para el aprendizaje escolar.
No estamos «diagnosticando para etiquetar»; no le ponemos nombre (etiqueta), solamente constatamos un o unos impedimentos en el desarrollo que obstaculizan la organización neurológica (la madurez) interfiriendo en muchas actividades, destrezas y habilidades físico-emocionales, y por tanto funcionales, que limitan al niño (a la persona).
El desarrollo es preventivo del fracaso. Pero poner la escuela antes que un bien cimentado desarrollo senso-motriz-físico-emocional, de hecho está multiplicando los fracasos escolares prematuros que, a lo largo de la difusa y dispersa Primaria, permanecen más o menos disimulados, tapados, semiocultos, para manifestarse en la ESO de forma contundente. ¿Fracasa la ESO? No!, fracasa la carencia de cimientos, de bases, de fundamentos que preparan para el aprendizaje escolar. Estos fundamentos son: un buen desarrollo senso-motriz y una autoestima que se apoya en una eficaz preparación para aprender.