La carrera de turismo

E l mapa de empleabilidad que realiza el Ministerio de Educación muestra que las carreras de Turismo y Forestales son las que tienen peores salidas. Se basa este resultado en el informe anual que realiza la Fundación Conocimiento y Desarrollo.

En la Universidad de León se imparte el grado en Turismo, un título universitario con cuatro cursos. Algo se tiene que estar haciendo mal cuando el turismo, con 60 millones de visitantes en España, lo que significa el 11% del PIB, no consigue colocar a los estudiantes que se preparan para ser los futuros responsables de la actividad turística y subir la calidad del servicio del sector.

El número de turistas que se alojaron en los diferentes establecimientos de la provincia de León, en el año 2014, aumentó un 4% sobre el ejercicio 2013. Estos datos, que son optimistas, están todavía un 15% por debajo del comienzo de la crisis.

La previsión de la Organización Mundial del Turismo para este año 2015 nos dice que el volumen del negocio del sector se incrementará a nivel mundial en un 3,8% y que seguirá subiendo los años siguientes. Este crecimiento no solo será cuantitativo sino cualitativo, por lo que se necesitarán profesionales nuevos y mejor preparados.

Es cierto que la capacidad de absorción de estos estudiantes por las empresas leonesas era y es escasa, por lo que una mayoría tendrá que buscar una salida en grandes ciudades turísticas, en las costas españolas o en grandes empresas hoteleras nacionales e internacionales.

No son ciertos los datos que presentan folletos, guías docentes y webs en que solo ofrecen como salidas profesionales las de recepcionista y guía turístico. Sus planes de estudio tienen que centrarse más en idiomas (incluir una tercera lengua), nuevas tecnologías, redes sociales, blogs, productos personalizados y temáticos porque sus alumnos tienen también opciones en agencias de viaje, azafatas-os de vuelo, organización de congresos y convenciones, animadores y todo lo relacionado con gastronomía.

El 70% de los clientes que se pone en contacto con un hotel o agencia de viajes lo hacen para confirmar lo que ya han visto en la página web, tanto en precios como en servicios. No hay posibilidad de engaño por lo que se exige al personal grandes dosis de psicología, personalidad, experiencia, amabilidad, servicio y dotes comerciales para vender y convencer al cliente.

Es el momento de abrir un dialogo entre universidades y empresas para que los primeros preparen alumnos que sean capaces de contribuir y reinventar productos y servicios que se adapten a los gustos actuales y futuros de los turistas, y los segundos reflexionar si están ignorando el capital humano que sale de las aulas, que será el protagonista de los servicios turísticos que se ofrecerán en del futuro.

El capital humano no tiene que ser un gasto sino una inversión.