Diario de León
Publicado por
JAVIER TOMÉ
León

Creado:

Actualizado:

C reo que el ser humano es prisionero de su tiempo y también de las circunstancias, así que elegiré con cuidado mis palabras para confesar que he ingresado, con voluntad más o menos honrada, en la nutrida cofradía de varones dedicados a la honorable profesión de corredores de bolsas . Las etiquetas siempre resultan cicateras, pero dicho oficio consiste, a grandes rasgos, en acompañar a la parienta al supermercado, para en un arrebato de entrega pujar la comanda hasta los respectivos domicilios de cada implicado. En honor a la verdad, debo decir que me he resistido hasta el final a participar en una maniobra que hasta hace poco tiempo era una cuestión puramente faldamental. Pero como explican las mujeres, pues uno de los efectos colaterales del matrimonio son las inagotables ganas de hablar que se despiertan entre las féminas, la cosa ya no es motivo de vilipendio público ni tampoco una cuestión negociable. Y si te niegas, claro, se te pone hecha un Hitler, aparte de arrojarte la vajilla con muy mala saña.

Después de rendidas las armas, uno se lanza a las intrigas del mundo y a la batalla diaria, pues como a todo siervo de Dios ha llegado mi puesta de largo como transportista de condumio. Una vez que las partes contratantes se ponen de acuerdo, y por el bien del negocio conyugal, ahí me tienen eligiendo las naranjas más turgentes o cosa parecida. Menos mal que uno no está solo en tamaña agonía, pues tengo codo con codo a mi compinche Jes Cantalapiedra, un tipo con sensatez de campesino y sobriedad de ratón de iglesia, pidiendo cuarto y mitad de no sé qué. O al gran —de tamaño y de corazón— David Bécares haciendo acopio de material para confeccionar unos garbanzos con langostinos de tal calibre que Arguiñano se ha interesado por la receta. En fin, que estamos hechos unos mandilones de categoría.

tracking