TRIBUNA
Primera victoria: un millón de firmas contra el TTIP
L a iniciativa de los ciudadanos europeos contra los acuerdos del Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP por sus siglas en inglés) y el Acuerdo Económico y Comercial Global (Ceta) con Canadá pasó sobradamente el listón del millón de firmas. Esta es la primera victoria del movimiento de la ciudadanía contra la censura de la Comisión Europea en informarnos sobre estos acuerdos que se están realizando de espaldas a la ciudadanía. Esta es una victoria de la democracia real contra la opacidad que rodea las negociaciones entre la UE y sus socios norteamericanos.
El partido de la Izquierda Europea (los eurodiputados de Izquierda Unida) hizo también un llamamiento para firmar contra el TIPP, un tratado de libre comercio que pone en peligro los puestos de trabajo, el respeto de los derechos sociales, las normativas de seguridad en materia de alimentaria, el medio ambiente, la cultura y los servicios públicos, y que da un poder sin precedentes a las empresas multinacionales y amenazando con anular la democracia y el Estado de Derecho. Los tratados permitirían que las empresas demandasen a los gobiernos ante tribunales de arbitraje privados, si sus leyes o políticas perjudicasen las ganancias esperadas por las compañías.
La UE está intentando silenciar las voces opuestas a dicho acuerdo secreto. La campaña está dirigida por la coalición Stop TTIP, con el apoyo de más de 320 organizaciones de la sociedad civil, sindicatos y organismos de protección de los consumidores de 24 Estados miembros de la UE. Stop TTIP recogió más de un millón de firmas en un tiempo récord. Esto es especialmente embarazoso para la Comisión Europea, ya que ha intentado varias veces bloquear la participación de los ciudadanos y ciudadanas en la forma en que estos tratados se están negociando y en su resultado. El objetivo de esta campaña es contribuir a un debate público y democrático sobre las negociaciones y sus consecuencias y conseguir la suspensión de las negociaciones de los tratados UE-Estados Unidos y UE-Canadá. Se trata de apoyar políticas comerciales y de inversiones alternativas en la UE que no conlleven los riesgos del TTIP y Ceta.
Porque estos tratados proporcionarían un poder sin precedentes a las empresas multinacionales y el capital financiero. Las consecuencias serían: la pérdida de más de un millón de empleos directos, mayores recortes salariales, una ola de privatización de los servicios públicos (como el agua) y la eliminación de normas ambientales así como un ataque a los derechos de las y los trabajadores.
Dice el experto Raoul Marc Jennar: imagínense un mundo donde los comedores escolares pertenecieran a firmas como Coca-Cola o McDonald’s. Un mundo donde las multinacionales radican sus empresas matrices en Pakistan y establecen las condiciones laborales, salariales y sindicales en España según la normativa de ese país. Este es el mundo soñado por los representantes de las multinacionales de la Unión Europea y Estados Unidos para negociar el Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión (TTIP), que se quiere ultimar en 2016.
El TTIP supone una grave amenaza para nuestra seguridad alimentaria y nuestra salud, puesto que propone borrar o rebajar a la mínima expresión las regulaciones europeas relativas a transgénicos, al uso de plaguicidas, al uso de hormonas y antibióticos en la producción animal, relajar las normas de etiquetado alimentario y las inspecciones sanitarias. Quiere llevarse por delante el principio de precaución que se establece en el tratado de funcionamiento de la unión europea y que sitúa a la política y a la preservación de la salud humana y ambiental por encima de la incertidumbre científica.
La eurodiputada Marina Albiol, de Izquierda Unida, explica que las multinacionales europeas y norteamericanas sólo buscan eliminar normativas para introducir el fracking y los transgénicos, poniendo a las empresas por encima de la legislación, con el que las multinacionales quieren «dejarlo todo atado y bien atado» para garantizar sus beneficios a pesar de los posibles cambios políticos en los gobiernos de los 28.
La Iniciativa Ciudadana Europea es una de las pocas posibilidades para que la ciudadanía tenga el derecho formal de presentar peticiones sobre los procesos de toma de decisiones de la UE que a menudo son absolutamente antidemocráticos. La Iniciativa Ciudadana Europea pretende obligar a la Comisión a responder formalmente a su solicitud y realizar una audiencia pública en el Parlamento Europeo. Como reclama Susan George, miembro del Comité de Ciudadanos Stop TTIP: «Los ciudadanos quieren tener algo que decir en esto y deberían hacerlo. Un millón ya han dicho ¡No, gracias! ¿Cuántos más se necesitan para que Bruselas los escuche?»
La recogida de firmas continuará y será acompañada por acciones creativas y manifestaciones. John Hilary, miembro del Comité impulsor de esta iniciativa de firmas, comenta: «Un millón de firmas es sólo el comienzo. Continuaremos nuestra protesta hasta que el TTIP y el Ceta sean historia». Seguiremos movilizados hasta el abandono del TTIP. No nos detengamos, apoyemos esta iniciativa firmando en su web: http://noalttip.blogspot.be/2014/10/ciberaccion-contra-ttip-y-ceta.html.