Viacrucis

L a primavera cristiana ya se anuncia en el horizonte, así que las cofradías calientan motores para renovar la insuperable liturgia católica que abre en las calles de la capital un surco de piedad relacionado con las mejores tradiciones. El fuerte encanto de las procesiones que conmemoran la Gran Tragedia, deslizándose por calles silentes y recogidas, provoca un hondísimo temblor emocional entre sus principales protagonistas, los papones, y también entre el público que asiste expectante a una Pasión cíclica heredada de nuestros mayores. Entre los múltiples actos que se incluyen en el calendario semanasantero, y por lazos de afinidad personal, me referiré a dos Viacrucis de tremenda solemnidad y majestuosa prestancia. El grupo San Pedro del Castro organiza un Viacrucis procesional por el barrio de Puente Castro que contará con la participación de diversas asociaciones, bandas y cofradías, así como varios establecimientos de la zona. Está previsto para el sábado 21 de marzo y partirá de la iglesia parroquial a las 16,30, recorriendo distintas calles de la barriada. Los miembros del grupo, ataviados con sus trajes regionales de luto, irán entonando cánticos alusivos que han ido recogiendo por los pueblos de la provincia.

Para el Lunes Santo queda el Viacrucis de la cofradía de la Redención, que sale a las nueve de la noche desde el patio de las Carbajalas y mientras las campanas de la vecina iglesia del Mercado tocan a muerto. El respeto hecho cortejo se pone en marcha para recorrer, en absoluto silencio y recogimiento, las catorce estaciones que recrean las etapas recorridas por Jesucristo desde el momento que fue apresado hasta su crucifixión y sepultura. En cada una de las estaciones se reza la oración correspondiente, una lectura del Evangelio y también un canto. Y todo ello envuelto en un encanto severo y entrañable.