Congelación necesaria en la universidad

Las tasas de las universidades de Castilla y León no subirán este año, después de cuatro cursos con incrementos notables —los grados se han elevado un 45% desde 2011—. Una decisión que parece justa porque en un entorno de congelación en todo tipo de tasas e impuestos como es el que se ha ido generando en las distintas instituciones tenía difícil encaje que en el mundo universitario existiese una realidad tan alejada del resto. Durante los últimos años y como consecuencia de la crisis las familias españolas —y quizás en mayor medida las que viven en las zonas con menor índice de desarrollo económico— han visto mermada de manera importante su renta disponible. En los hogares se ha tenido que hacer un esfuerzo para poder reajustarse a esa nueva realidad marcada por las congelaciones o las reducciones salariales, e incluso por las situaciones de desempleo. Con ese panorama han sido muchos los que han tenido problemas para poder pagar las tasas universitarias. Aquí en Leon incluso ha surgido un mecenas que ha facilitado los medios para que medio centenar de chicos no tuviesen que irse para casa.

Ahora la Junta opta por mantener las tasas sin variación para el próximo curso. De nuevo Veterinaria lidera los costes, seguida fundamentalmente por varias de las ingenierías. No se trata en ningún caso de precios simbólicos: son de 9.700 euros a un mínimo de 4.100.

España mantiene un sistema de doble financiación de sus universidades a través de tasas y de dinero sufragado por las instituciones, tanto directamente como con un factor corrector de becas. El modelo no es intocable, existen otros en distintos países. Pero partiendo de que las tasas sólo suponen un parte de los ingresos que reciben las universidades no parece razonable que con este sistema se impongan unos precios que se hagan inaccesibles para las familias.