MARINERO DE RÍO
Todos somos Teresa
L a mejor manera de que los modernos se hagan una idea cabal de la importancia de Teresa de Jesús es recordarles que aparece en un capítulo de los Simpson. Vale, según parece fue el tercer capítulo menos visto en la historia de la serie, ¡pero demontre, son los Simpson! Este dato colateral y así como nimio les ha pasado desapercibido —por increíble que parezca— a los organizadores de la colosal programación que durante este año festeja el quinto centenario del nacimiento de la doctora de la Iglesia y durante algún tiempo distinguida con el insondable título de «capitana de los reinos de España». El gobierno autonómico ha cometido un error inexplicable al olvidar en su apoteosis teresiana a los asiduos de los festivales ‘indie’, a los de las barbas y las bicicletas del abuelo cartero, pero aún están a tiempo de colocar en la muralla de Ávila una gran pantalla de plasma donde se pase el capítulo en cuestión, muy loco por cierto, con un ejército de monjas fanáticas desembarcando en Filadelfia y desencadenando una nueva y absurda variante de la Guerra de la Independencia norteamericana.
De todas formas aún estamos a tiempo. Tampoco iba a requerir mucho esfuerzo adicional añadir esa actividad porque el presupuesto contemplado es de… seis millones de euros. Y aquí se nos precipitan de nuevo, en forma de exposiciones, declamaciones y juegos de macramé, las mil imágenes místicas de la España eterna, castellana y de misa de once.
Vaya por delante que la significación de Teresa, también enorme escritora y adelantada feminista (y esos detalles están un poco desvaídos en el programa oficial) bien merece esfuerzo, pero… ¿por qué unos tanto y otros tan poco? ¿Qué pasó con los 1.100 años del Reino de León, aquella celebración vacua, fría, oficialista, requisada? ¿Cómo es que ahora todo ha de girar en torno a tal figura aun en territorios que poca relación directa tuvieron con ella? (En nuestra provincia se llevarán a cabo 215 actividades.) Es como si nos estuvieran diciendo: Esto sí es ortodoxo. Esto sí es lo nuestro. Esto sí conviene. E imaginamos aquí a un transido Herrera susurrándole a la mano incorrupta: «Todos somos contingentes… ¡sólo tú eres necesaria!».