Manda cajones

H ay cápsulas del tiempo en la delegación territorial de la Junta en León en las que se espesan los años, como si la criogenización fuera un proceso administrativo patentado por Walt Disney para tratar algunos temas. Existen cajones en los que entran los documentos para reposar a ver si maceran, como las limonadas de Semana Santa que se hicieron toda la vida con el vino de la traída y lo que quedaba en la bodega. No avanzan los años, pero si los acontecimientos, que a veces son un estorbo para los negocios, los favores y las gracias en las que han medrado toda la vida los ilustres de esta tierra. Cosas de la familia, que debe de estar por encima de todo. Qué importancia tiene que hubiera un informe del año 2009 en el que se advierte del presunto fraudea la Seguridad Social de Manuel Lamelas Viloria en las minas de Alto Bierzo; qué más da que la mujer del director general de Minas, Ricardo González Mantero, hubiese sido la secretaria del patrón. Nadie sabe qué fue del papel en estos seis años. Lo han hecho tan bien, que ahora parece que todo ha sido un accidente.

En ese cajón de la Junta estuvo el informe en el que un funcionario con exceso de celo, que son los que terminan por estropearlo todo, se empeñó en señalar que el patrón Lamelas tenía a cuatro de los hijos apuntados como mineros de interior y guardas para que se les aplicara el coeficiente reductor de la jubilación y a los 52 pasaran a cobrar del Estado, aunque al cotejar documentos quedara claro que no hay picador que soporte el costero de una nómina de más de 7.000 euros al mes. Lo mamaron en casa, explicó el presidente de la Cámara de Comercio de León para dar a entender que no hay nada raro. Nada que no sepa la gente de las cuencas, acostumbrada a ver el negocio de las cotizaciones sociales de camioneros y empleados de exterior a los que se arreglaban los papeles, que así de paso se le quedaba algo al empresario entre las uñas. La Junta no tiene nada que ver, insisten, como en aquella época en la que Alfredo Prada hacía méritos en la gestoría de la mujer de Miguel Pérez Villar, donde coincide que llevaban las empresas mineras el papeleo de las ayudas cuando él era consejero de Economía. Dónde habrán quedado esos informes, si alguna vez los hubo.

Manda cajones.