De cura o guardia

T iene explicaciones el auge de la Semanasanta desfilante en la España que no cree ni practica, pero que ha pasado del teatro doctrinal y tridentino (que moría de natural) a resucitarlo como un verdadero carnaval devoto. Una: el desembarco entusiasta de la mujer que enmanola la cosa o la encofrada con nuevos trapos y más colorines. Dos: el incontenible apetito del español por disfrazarse de cura o de guardia (su secreto afán) saliendo de su acera-armario para pavonear su «penitencia» por el centro de la calle. Y tres: la subvención e incondicional apoyo institucional que se destina graciosamente a la fe con antifaz.

Cuenta además mucho que la cofradía religiosa o peña mística es desde hace siglos el único club social que se permite al pobre, que necesita el tendero y que busca como loco el alcaldín y el figurón... y es el mejor corro para quien huronea o papea, que de ahí viene papón, «de papo» . Pero en lo de figurar pitan más ellas; acaban de entrar en el club, se estrenan, la gozan.

Mil manolas tras una Virgen cruzaban el Duero el jueves por un puente de Zamora, dos mil iban en Málaga, tres mil en Sevilla... llegaremos al millón antes de acabar el credo... es vieja la tentación del figureo y del que se me vea... sólo falta ahora, en aras a la igualdad que permite a ellas ser manolas a pecho descubierto y a la vez paponas de verdugo o cucurucho, que los varones exijan también el poder ir de manolos ... o camareros de vírgenes como concejaletes meapilas (papel ideal para gays ahora que el Papa, al fin, les entreabre las puertas, dijo Sócrates Valdueza; sí, muy indicados para Manolos de Arimatea).

Después está lo racial-identitario, la nación chica, la patria grande, mi virgen y tu virgen, la tirria entre cofrades, ah, España... es decir, las dos Españas, igual que aquellos dos cristos borrachos de la saeta civil que iban por la calle abajo matándose con las cruces.

Un alcalde ateo mandó el viernes poner las banderas a media asta... en señal de luto, indicó al ordenanza perplejo... ¡¡¿por?!!... a la mitad de este país se le ha muerto el cerebro... lo ha denunciado un turista belga al vernos disfrazados de curas, guardias y manolas.