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Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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T iene este tiempo con la gente vieja casi el mismo trato que les daban nuestros tatarabuelos astures a sus enfermos crónicos, los incurables... era vida de escasez, de pan de bellota y bronca eterna y no podían dedicar tiempo o manos a cuidarles, así que se desentendían de ellos al no verles sanar y les llevaban hasta un cruce de caminos donde les dejaban de la mano de los dioses en la esperanza de que pudiera pasar algún viajero con la pócima indicada o conociera el remedio para su mal... brutal decisión... y no se les arrugaba el alma por echarles a morir fuera de la vista.

Pero se superó aquella intemperie y en los últimos veinte siglos los enfermos crónicos tullidos o viejos morirían en la casa familiar... y en última instancia siempre estaba la beneficencia.

Sin embargo, aquí siguen hoy aquellos cruces de caminos que usaron los astures en su tiempo, los mismos... pero ahora los ponemos paredes, los dotamos de personal y los llamamos residencias de la tercera edad (en Galicia, «granxas de viellos»)... así que hemos vuelto a ser astures en esto de echar a los viejos a morir fuera de la vista.

Recordé esa costumbre astur al oír a una barcelonesa un original plan que pone en marcha para atender problemas de la gente de la tercera edad que felizmente no acaba en residencias y viven en su casa, lo que tampoco garantiza sentirse menos desdichada... muchos viven solos... la familia, más o menos, les ven o les atienden... pero viven solos... todo el tiempo.

El plan nació al preguntarse ¿por qué no juntar a viejos que viven solos para compartir piso, gastos y ayudarse?... sin duda, la compañía y un nuevo afán les darían ganas de vivir, ahorrarían dineros y esfuerzos, conjurando además la corrosiva soledad... amén de que alquilando sus pisos desocupados obtendrían unos ingresos que aliviarían sus siempre escasas pensiones.

Y el plan comenzó a rodar. No será fácil, convivir es siempre jodido. Y la vejez es maniática porque la manía es su último derecho. Pero es plan sensato, plausible. Confiemos en que alguien lo copie para impulsarlo desde la administración; o colarlo incluso en programas electorales, ahora que arden.

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