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Publicado por
césar gavela
León

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A mí me extrañaba verlos tan sonrientes en las fotos. Mucha elegancia, me dije, mucho tronío. Había que reconocerlo: sabían estar. Frente a su anunciada desaparición política, eran templados y cordiales. Me refiero al alcalde de Ponferrada y a sus concejales más importantes, los que siempre salen en las fotos, siempre. Casi era emocionante verlos así, tan dignos, implicados y serenos tras sus muy difundidas palabras de despedida.

Y aunque es bien cierto que empezaron su singladura en medio de un desbarajuste descomunal que llegó a ocupar las primeras páginas de los periódicos nacionales (un vodevil protagonizado por Rubalcaba, Folgueral, Carmen Chacón, Óscar López mendicante, la sombra de Nevenka, Tino Rodríguez, Ismael Álvarez y otros) no menos irreprochable era su modo, diferido, de decir adiós.

Los días iban pasando, las semanas, y la sonrisa y el «fair play» del alcalde y sus concejales no solo no decaía -como cabía esperar dada la proximidad de las elecciones-, sino que parecía incrementarse. El ejemplo se superaba a sí mismo: había pasado de la respetuosa y aristocrática mesura a un entusiasmo insólito y prodigioso. Yo estaba realmente fascinado ante un despliegue tan enorme de bonhomía y de mutis feliz.

Pero, claro, estaba equivocado. Como tantos otros ponferradinos, fui muy crédulo. Debí haber sido mucho más cauto y no olvidar, iluso de mí, que también Samuel Folgueral y compañía habían prometido, con solemnidad y micrófonos, que nunca serían tránsfugas. Algo que eran desde el minuto uno de la legislatura que ahora fenece. Incumplimiento que concretaron en cuanto pudieron. Me falló la prudencia. Vislumbrar que la promesa de retirada de Folgueral era una nueva broma. La broma del presupuesto, la carcajada de seguir en el machito. De mantener su triple condición de ser, a la vez, alcalde, concejal de urbanismo y arquitecto con despacho de arquitecto abierto en la ciudad.

La despedida fue un timo, o acaso una táctica. Lo real es que quieren continuar, ya buscan quedarse cuatro años más. Y, por lo que se intuye, vuelven desde una asombrosa fusión de ideas y trayectorias. De una parte el izquierdismo de salón de quienes fueron socialistas ponferradinos, con el toque comunista de alguno de sus ediles, y del otro el aura de la derecha de toda la vida, los seguidores del empresario Ismael Álvarez, capitaneados por Emilio Cubelos. Dos mundos que ahora se fusionan en un solo objetivo verdadero: el poder y sus glorias.

Los ciudadanos tienen la palabra. Y la memoria. Eso sí, lo bueno de esta lista de «personas libres» es que se va a medir en las urnas a pecho descubierto. De momento, han golpeado duramente al PSOE local al tiempo que una pregunta se decanta: ¿volverán a mantear a Samuel Folgueral delante del ayuntamiento? ¿O esta vez será dentro, más discretamente?