CORNADA DE LOBO
Luz y... truchas
T raga muy mal Sócrates lo de no poder llevarle a su madre las truchas con que siempre se festejaron en su casa las primicias del río cada vez que san José bajaba el dedo y levantaba la veda en marzo. Supone que la «parada biológica» decretada hoy por leyes de pesca en los tramos libres tiene sin duda algún sentido, pero no todo el debido sentido, ni es la solución, ni devolverá a esta tierra truchera la fama cierta que lució no hace tanto, ni tampoco es de recibo que sólo los pescadores paguen las truchas robadas por una ingeniería que convirtió los viejos y anchos lechos en canales... y esos canales en albañales que ahora bajan estériles de su vieja vida.
Estos ya no son nuestros ríos, hoy tienen amo. Ayer, también, pero entonces no necesitaba ordeñarlos tanto... o no tenía la maquinaria que hoy le permite inventar orillas, cambiar su curso, estrangularlo o ponerle aceras.
No se ha evaluado (o se oculta) el impacto brutal que supuso para estos ríos la destrucción de sus viejos puertos y las presas de riego que nacían de ellos. Esos puertos eran los oasis-refugio de «la pesca» durante el estiaje y sus presas eran la guardería del alevinato que hoy mata o arrastra hasta Benavente una corriente escopetada.
A cada poco, los ríos tenían antes un puerto. O se reconstruyen (junto a los humedales propios que ampliaban su suerte biológica y los cauces dobles que siempre tuvo en la ribera) o difícilmente recuperarán los ríos leoneses el vigor natural y truchero que tuvieron. Así que pónganse los ingenieros a reparar errores y prepotencias, restáurese su curso sin que mande la línea recta, devuelvan la floresta autóctona a su soto... y cabrá alguna esperanza.
Y si esos puertos no se necesitan para regar, que sirvan, amén de proteger la fauna ictícola, para fábricas de luz, como ayer. Es electricidad limpia y se necesita urgentemente ahora que ahorcan al carbón. Aún confío en que algún ayuntamiento valiente lleve a cabo la iniciativa igual que hacen las privadas... hasta una junta vecinal podría hacerlo por ley si los cazurros no fueran tan capaos de ideas y cagaos de ánimo. Sólo así mañana podremos, quizá, tener de nuevo truchas... y luz... pública.