El Palacio de Congresos

Y a estamos acostumbrados a que las obras sufran retrasos de años y años y que, cuando finalizan, no se parezcan ni al proyecto ni al presupuesto inicial. Un ejemplo es la construcción del Palacio de Congresos y Exposiciones de León (PCEL). Se inició en 2004 con un concurso de ideas que se resolvió con la decisión de jurado del 13 de octubre de 2005, que eligió como ganador el proyecto del arquitecto francés Dominique Perrault.

Pero hubo que esperar al 29 de abril de 2009 para que llegase la aprobación, por parte de la Junta de Gobierno Local, del proyecto de ejecución y del estudio de viabilidad funcional. El presupuesto de la obra ascendía a 79.172.940,36 euros, más los seis millones en que fue valorada la compra del solar que ocupaba la antigua Azucarera de Santa Elvira.

Las obras comenzaron el 10 de septiembre de 2011 y deberían haber finalizado el 10 de enero de 2014.

Pero los sucesivos retrasos en las aportaciones de las tres partes que se hacen cargo de la financiación de las obras (Gobierno de España 40%, Junta de Castilla y León 40% y Ayuntamiento de León 20%) provocan que su finalización se retrase al año 2018, con más variaciones en el proyecto e incrementos en el presupuesto.

Como consecuencia de los retrasos hubo un intento en 2013 de eliminar la cubierta fotovoltaica que recubre todo el techo del recinto ferial. Pero Perraul, acertadamente, no aceptó tal tropelía.

La hostelería y la sociedad leonesa lamentan las consecuencias de este retraso ya que esperaban que los eventos previsibles ayudaran a salir de la crisis.

¿Qué importancia tiene para León su reconocimiento como ciudad de congresos? Cada evento de este tipo requiere una actividad de entre uno y dos años en estudios, presupuestos, visitas, reservas de habitaciones, salas, auditorios; reservas de plazas en restaurantes, en trenes, aviones o para la revisión de las instalaciones. Durante un congreso, los asistentes, además de sus gastos en alojamiento, comidas y auditorio, dejan un rastro de euros por la ciudad en taxis, autobuses, comidas fuera de programa, bares, animaciones, visitas turísticas, regalos y recuerdos. Cada congresista gasta una media de 300 euros al día. En los días previos se produce la contratación de personal para la puesta a punto de las instalaciones. Durante el evento expositores, seguridad, camareros, cocineros, etc... forman parte de un staff cuyo número dependerá del tamaño del acontecimiento.

También es importante el impacto en las redes sociales, prensa local, nacional y especializada, que se traducen en una promoción de la ciudad a corto y medio plazo con el consiguiente incremento del turismo. Sea pública o privada su gestión, algo que debe decidirse ya, se debe comenzar a dar a conocer fuera de León, a partir de ‘Le Petit Palais’, la oferta de congresos, reuniones y convenciones que pone León en el mercado. Un producto original en un marco con atractivos muy diferentes al resto de ofertas nacionales.