Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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T e decía el tendero o el revendedor del mercado de la plaza que aquel producto era «del país» y eso era marchamo de valor añadido y preferencia: tomates o pimientos del país, judías del país, lentejas del país... ya no se oye tanto la expresión, ¿es que ya no hay país o no hay producto?...

La periodista Naomi Klein, canadiense, lo clava con datos hirientes en el libro que acaba de presentar en Madrid, «Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima» , en el que pone cifras a la aberración alimentaria que significa consumir productos de alejadas (y explotadas) zonas del planeta, cosa que admira muchísimo a una señora de Aralla cuando ve en el súper que hoy las cerezas vienen de Chile, los melones de Senegal, las uvas de Sudáfrica o el bocarte de Indonesia. Dice Klein que tan sólo el gasto de combustible en el transporte de esas mercancías significa el veinte por ciento del monóxido con que atufamos y cambiamos el clima, sin contar lo que encarece costes e intermediarios.

En consecuencia, aboga por atender a mercados propios y productos locales que activarían además la economía local. La agricultura global no pueden planificarla sólo las multinacionales de beneficios gigantes. Por ese camino se llega en tres días al agotamiento de recursos y del planeta, asegura.

También demuestra esta documentada periodista que si el transporte fuera gratuito (esa es la inversión inteligente), la mitad de los coches quedarían en el garaje y se ahorraría así otro alto porcentaje de esos monóxidos que nos traen a mal traer... es más, lo que ahorrásemos en combustible podríamos gastarlo en médicos, escuelas, árboles... o en fezteharlo piyando un peo, que habrá gente pa to, digo , dijo el nieto gaditano del Séneca de Pemán, de quien no heredó ni una pizca de su estilo, agudeza o vocabulario.

Así las cosas, habrá que adelantarse a futuros mal escritos y volver al producto «del país», si es que esta tierra recuerda que tuvo una vez legumbres prodigiosas, hortalizas de primor, carnes de primera... o truchas que no eran de granja. Lo demás será convertirnos a todos en camareros sirviendo limonadas en griales y copones.

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