Diario de León
Publicado por
CAYETANO GONZÁLEZ
León

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H asta hace muy poco tiempo, atreverse a decir que el bipartidismo clásico que ha presidido el mapa electoral en España desde la transición había tocado a su fin, era casi como incurrir en una herejía. Ahora, todo el mundo da por hecho que eso es así y que a partir de las elecciones municipales y autonómicas del próximo 24 de mayo y de las generales de fin de año, muchas cosas van a cambiar en el tablero político. La hegemonía del tándem PP-PSOE ya no será tal, al menos como se ha conocido hasta ahora. La irrupción a la izquierda del PSOE de Podemos, y de Ciudadanos también a la izquierda, pero en este caso del PP, tienen la culpa de ello.

Las dos próximas citas electorales son muy distintas entre sí. En las municipales y autonómicas del 24 de mayo, habrá lugares donde, especialmente el PP, logre la mayoría absoluta, aunque en muchos menos en los que la consiguió hace cuatro años, y eso le permitirá seguir gobernando.

En el resto de sitios donde ningún partido tenga la mayoría absoluta, se impondrá forzosamente la necesidad de pactar entre dos o más fuerzas políticas para poder acceder al gobierno de la Comunidad o del Ayuntamiento. Ese puede ser el caso de lugares políticamente tan relevantes como las Comunidades de Madrid, Valencia, Aragón, Baleares, Asturias, Cantabria o Ayuntamientos importantes como, pongo por caso, el de Madrid, Sevilla, Zaragoza, Valencia o Palma de Mallorca.

Estas elecciones municipales y autonómicas serán el banco de prueba de la gran cita con las generales de finales de año, donde a día de hoy —según señalaba por ejemplo una encuesta publicada por el diario El País este pasado domingo— hay prácticamente un empate técnico entre cuatro fuerzas políticas: PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos. Este horizonte electoral era inimaginable hace muy poco tiempo, pero las cosas han ido a tal velocidad que ahora ya no sólo es que sea posible, sino que es más que probable. Otra cosa es que habrá que esperar a la noche electoral a que se abran las urnas y se cuenten todos los votos, porque la ley electoral que rige en España favorece claramente el bipartidismo y por lo tanto, a la hora del reparto de escaños, es muy difícil que los cuatro partidos citados estén en un pañuelo, aunque el porcentaje de votos sea muy similar.

Nos esperan tiempos interesantes e intensos en el horizonte político. De entrada, la necesidad de buscar acuerdos y pactos para gobernar es algo bueno en democracia, una vez que se ha puesto de manifiesto que las mayorías absolutas no son aprovechadas, no sólo para cumplir el programa electoral con el que se consiguió esa mayoría holgada, sino incluso para hacer todo lo contrario en cuestiones importantes. Si no que se lo pregunten a ese sector del electorado que en el 2011 votó al PP y que ahora no lo van a volver a hacer precisamente por eso.

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