Diario de León

TRIBUNA

El modelo de gestión del Ayuntamiento de Silván

Publicado por
Victoria Rodríguez Rodríguez. Candidata a la Alcaldía por León en Común
León

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H ace unos días, en una noticia publicada en el Diario de León, la población leonesa se desayunaba con unas declaraciones del Sr. Silván en las que manifestaba su deseo de implantar en el Ayuntamiento un modelo de gestión de empresa. Como candidata a la Alcaldía por la agrupación ciudadana León en Común me gustaría dejar claras algunas distinciones entre la empresa y la administración pública.

La primera diferencia es a quién se dirigen y cuál es el objeto de su actuación. El que usa los servicios de una empresa es un cliente, cliente que compra ese producto ofertado si tiene dinero. Los que usamos los servicios de un Ayuntamiento o de cualquier otra administración local, nacional o autonómica, somos usuarios, independientemente del poder adquisitivo, los ciudadanos recibimos una serie de prestaciones y la administración debe asegurar la calidad de esas prestaciones y el igual reparto de ellas, respetando el principio de justicia social y de equidad que ha regido nuestras sociedades desde el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Lógicamente, otra diferencia, por tanto, es el objetivo de estas dos entidades. La empresa busca beneficios, ganar dinero. El objetivo de la Administración Pública es, o debería ser, asegurar el bienestar de las personas, de todas y cada una de ellas. A tenor de los últimos datos aportados por organizaciones como Cáritas en los que se manifiesta que la pobreza alcanza ya a un tercio de la población española, el papel que deben jugar los ayuntamientos es el de atender adecuadamente a esas personas que están en riesgo de exclusión social, asegurando el acceso a servicios mínimos como agua, energía, comida, educación y sanidad y evitando que la vida cotidiana de los ciudadanos se degrade aún más.

Otra distinción entre el modelo empresarial y el modelo de gestión pública nos lleva a hablar inevitablemente del tema de la deuda y de sus responsables. La empresa, tradicionalmente, ha necesitado del crédito para sus contínuas inversiones y renovaciones tecnológicas. El empresario responsable sabe muy bien que ese crédito luego hay que pagarlo si no, además de llevar a su empresa a la quiebra, puede tener incluso consecuencias penales. ¿Qué ha pasado con nuestras administraciones? Primero, que las inversiones para las que se han pedido esos créditos son de dudosa utilidad para el bien común: autovías, aeropuertos, estaciones, tranvías y palacios de congresos. Segundo, que los que han endeudado a la administración ahora no se hacen responsables de esa situación de quiebra técnica. Es muy bonito disparar con pólvora ajena. Y tercero, que en la situación actual, la respuesta que se plantea, la austeridad, supone dejar en la estacada a una gran parte de la ciudadanía, en absoluto responsable de este modelo nefasto.

Por último, le preguntaría al Sr. Silván qué modelo de empresa seguiría para dirigir el Ayuntamiento: el de la empresa que no paga a sus trabajadores pero tiene su dinero a buen recaudo en sociedades opacas como las sicav, el de la empresa que utiliza mano de obra infantil y esclava para poder competir deslealmente con los y las trabajadoras de países como el nuestro, o el de las empresas fantasmas que a través de un oscuro entramado de contratas y subcontratas optan a contratos públicos sin asumir ninguna responsabilidad con los trabajadores.

Sinceramente no creo que el modelo de gestión empresarial deba ser el modelo de gestión del Ayuntamiento, de todos modos, le doy las gracias al Sr. Silván por ser tan claro. Los ciudadanos de León ya sabemos a qué atenernos.

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