Cerrar
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

Creado:

Actualizado:

T raen virutas de obscenidad e insulto los vientos que llegan del país más civilizado y arrogante del planeta, los Estados Unidos de Norteamérica del Norte , donde esta noche, en Las Vegas, se celebra un combate de boxeo ideado para inscribirse en los Asnales de la Historia por su prólogo bestia y bocazas y por la bolsa bestial en juego, 300 millones de dólares a repartirse el norteamericano Mayweather (Tiempo de mayo ) y el filipino Pacquiao, 180 y 120 respectivamente; pero como las ganancias se estiman en 1.000, será el promotor, sin dar un guantazo, quien gane esta pelea... y Nepal, al fondo (vayapordiós , se dice).

Una pasta indecente. Las mareantes cifras que bailan en este combate son ciertamente obscenas (130.000 dólares cuesta una silla de línea de ring y las de gallinero van de los 2.000 a los 8.000; su venta se agotó en un minuto, la taquilla era internet)... pero las agresivas actitudes exhibidas y jaleadas para calentar la pelea no son menos indecentes e intolerables. Hace unos días declaraba Mayweather: “Vamos a cocinar a ese pequeño tonto amarillo. Una vez destroce al enano, haré que ese hijo de puta me haga un rollo de sushi y me cocine un poco de arroz ”... caramba, ¿por qué no añadió «y después se lo haremos comer por las orejas mientras le enculamos mi manager y yo »?, porque está en su guión, en su onda.

¿Y no le dijeron nada?, ¿no hubo comité de disciplina deportiva ni correctivo procedente?... ¿y ese racismo violento de un estúpido negro llamando amarillo a un filipino?... qué gracia.

Ay, el boxeo... ¿lo creías pasado de moda?, ¿no lo había superado ya la civilización occidental?... pues aquí está de nuevo batiendo récords, espectáculo de masas y fabuloso negocio porque gustan mucho las hostias en este tiempo de violencia reprimida y mal cagada por la boca, mundo rosa en el que destetamos a los críos con videojuegos de espachurrar gente... así que resucita el boxeo de altas apuestas y baja pasión, viejo deporte en blanco y negro con hampones, jueces corruptos, titis tetonas entre round y round, periodistas con sobre... y vociferantes energúmenos en las gradas exigiendo ¡mátale, mátale!... ay, ¡aquella literatura!