Diario de León

EL CORRO

PP: más alcaldes con menos votos

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PEDRO VICENTE
León

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L a oleada de sondeos electorales que se han publicado en los últimos días coincide, dentro de su disparidad, en elementos comunes que permiten vislumbrar los contornos del mapa político resultante de las elecciones municipales del 24 de mayo. La incesante volatilidad originada por el declive del bipartidismo empieza a acotarse. El PP y el PSOE han tocado pie y pisan un suelo electoral más o menos estable, que le permite al primero confirmarse, con diferencia, como la fuerza más votada en todos los principales ayuntamientos.

Mientras populares y socialistas apenas registran oscilaciones, lo que ha seguido fluctuando es precisamente el destino del voto de castigo al bipartidismo. En ese gran caladero electoral Podemos no había dudado en extender unas redes de arrastre que pasaban por sustituir el eje izquierda-derecha por una transversalidad ideológica sospechosa de pretender constituirse en un partido atrapalotodo. Esa estrategia del tándem Pablo Iglesias-Iñigo Errejón estaba funcionando a la perfección. Además de semifagocitar a IU, el partido de los círculos estaba captando a la mayor parte de los votantes desertores del PSOE e incluso a un sector no desdeñable de los más cabreados con el PP. Esa insólita conjunción es la que había disparado su intención de voto hasta el primer lugar de las encuestas.

Con lo que no contaba Podemos era con la fulgurante irrupción de Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, que además de borrar del mapa a UPyD, ha entrado a saco en ese inmenso caladero de votantes decepcionados con el PP y el PSOE. Se ha convertido en el partido-refugio de los primeros y está pescando también en el río revuelto de los segundos, erigiéndose en la tercera fuerza electoral en la mayor parte de los ayuntamientos y las comunidades autónomas. El duelo entre emergentes se está decantando claramente a favor de Ciudadanos.

El resultado de esta nueva correlación es que, pese al fuerte retroceso electoral que le espera el 24 de mayo, el PP va a salir mucho mejor librado de lo que podía esperar por las adversas circunstancias que atraviesa. Va a perder muchas de sus mayorías absolutas, pero no por ello va a dejar de gobernar en casi todos los ayuntamientos y comunidades en las que lo hace. La postura de Ciudadanos favorable a dejar gobernar a la lista más votada va a permitir al PP no sólo mantener las principales alcaldías que ahora tiene, sino incluso recuperar alguna actualmente en manos del PSOE.

La neutralidad de Ciudadanos va a impedir vuelco alguno en el mapa de poder municipal. Como mucho, los alcaldes del PP acostumbrados al ordeno y mando de la mayoría absoluta tendrán que cambiar el “chip” cuando pasen a gobernar en minoría. Algunos lo va a llevar mal, pero ya se pueden dar con un canto en los dientes.

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