El empleo debe ser la prioridad en un programa que cuente con todos
El presidente de la Junta y candidato del PP a la reelección presentó el programa del partido para las elecciones autonómicas del 24M y no es casualidad que lo hiciera en León, probablemente en la provincia en la que más tenga que ganar.
Juan Vicente Herrera prometió moderación y diálogo en una actividad política que tiene que desarrollarse, porque ese es el deseo reiteradamente manifestado por el ciudadano, en el marco de la normalidad del acuerdo y de la exigencia del pacto. No cabe duda de que el primer objetivo debe ser consolidar la recuperación económica y encauzarla hacia un crecimiento estable que empiece a generar empleo de calidad —todavía hay 200.000 parados— y que al mismo tiempo garantice los grandes servicios públicos y permita avanzar en la cohesión social. Superar el millón de ocupados debe ser, efectivamente, el horizonte que marque la hoja de ruta en políticas activas de empleo que sobre todo vayan dirigidas a los jóvenes, una reserva de talento de valor incalculable, a los que además debe facilitárseles la incorporación al sector agrario. Alcanzar 5.000 nuevos empleos de aquí a 2020 debe ser un objetivo irrenunciable en el marco de la estrategia Agrohorizonte 2020. En esa misma línea, el nuevo Plan de Formación Profesional que prevé aprobarse debería definir un modelo de formación avanzado y de carácter internacional que impulse la empleabilidad.
El control del déficit y la inmediatez en los pagos a proveedores, la exigencia de una reforma urgente de la financiación autonómica, reforzar el programa de inversiones en servicios esenciales y mantener el cuadro de beneficios fiscales sobre todo en lo que concierne a las familias no deben ser tampoco asuntos menores en una relación de compromisos que enmienda el error y suprimirá en 2016 el céntimo sanitario que grava los hidrocarburos.
La estrategia de especialización inteligente es esencial para el desarrollo económico y laboral, como también lo es consolidar el liderazgo en turismo rural. Pero además parece imprescindible reforzar la Agenda para la Población con medidas eficientes que eviten la sangría poblacional, un «problema de Estado», efectivamente, pero de especial gravedad en Castilla y León. Y, en fin, desarrollar políticas con vocación territorial que sobre todo pasan por el impulso del Corredor Atlántico que no puede dejar a León en la cuneta de ese pasillo hacia Europa.
No puede olvidar el candidato, y no lo hará, que la provincia seguirá peleando por el carbón dentro de un modelo energético inteligente, moderno, diversificado y estable que garantice la presencia de la minería entre las fuentes de energía autóctonas y de carácter estratégico.
Herrera defiende un programa «abierto, creíble, realista, realizable y responsable» en una evidente voluntad de dar continuidad a las políticas más fructíferas de los últimos años. Pero en el alejamiento «de la negatividad y la improvisación» a las que alude, es exigible que también lo sea desde un proyecto para todos que cuente con todos. Que sume y no divida.