Diario de León
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Antonio Marcos Barreñada.Trobajo del CaminoleónDelia Ortiz.leónRafael de Garnica.
León

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De jubilado

a político del PP

L eído el diario del 7 de mayo, observo que prometen construir una pasarela sobre las vías del tren en el Camino de la Raya; pero a principios del próximo año. Miren ustedes. Yo quiero creerles, pero mucho me cuesta hacerlo, porque ponen un año de por medio y la memoria es frágil en estos casos.

Al margen de esto, les pido que —mientras tanto— arreglen un poco el camino; parece que no es de nadie tal camino, quizá porque está entre dos municipios.

Veo como transitan muchas personas, que cruzan a diario la doble vía del tren, a pie y en bici. Incluso circulan por la zona estudiantes de los Agustinos, amas de casa, jubilados y hasta el párroco de Trobajo del Camino. Arréglenlo un poco solo. Para que cuando llueva, no se haga intransitable.

Homenaje al doctor Bromte

Q uiero hacerle un homenaje al doctor Emilio Bromte Borraz, de la Unidad del Dolor. Con su profesionalidad y humanidad me dio cita para atenderme en el momento, no teniendo porque hacerlo.

En estos momentos me trata las dolencias que tengo, que son muy pero que muy fuertes y gracias a él vivo la vida con más ilusión. Pienso que me quedo corta con los adjetivos positivos hacia él. Quiero y ruego que a nivel interno, jefes o quien le corresponda, le reconozcan su valía.

Desde la Luna

Q uerido Sócrates: Cuando te llegue esta carta el tema, quizá, ya no sea de actualidad. Me da igual, porque te la escribo como a ti te gusta, con la celeridad que impone una redacción y con la inspiración que te da la vida. Mientras atendía mis rutinas, he escuchado a los periodistas homenajear a Jesús Hermida. A mí, personalmente, no me gustaba demasiado, no por lo que dijera, sino por su estilo ampuloso y barroco, aunque no creo que nunca dijera «comparativa» en vez de comparación. Pero tenía, entre otras cosas, algo que es muy difícil de tener y de defender en cualquier campo de la vida. Eso que llamamos personalidad y que algunos confunden con el egoísmo o la intransigencia.

La cosa ha sido tan repentina que me he dejado de afeitar y me he sentado en la cama y, en una libreta que me regaló Paco, el de la librería Alejandría, he garrapateado unas líneas para no olvidar lo que te quiero decir. Algo así como el ejercicio de un aprendiz de periodista.

Por eso voy a aprovechar para, a través de lo que te cuente, homenajear a los periodistas que nos enseñaron algo e incrementaron, de verdad, nuestra cultura personal. Siento no recordar casi nombres, pero no se me olvida una firma radiofónica «...desde Alemania, Pedro Wender».

Y, al hilo de Hermida, te voy a decir algo. No sé si te has dado cuenta, Sócrates, que pertenecemos a una generación que pudiéramos llamar fabulosa, por excepcional. Fíjate que somos, en toda la historia de la humanidad, la única generación que, después de leer a Supermán y Tintín antes de llegar a la Luna, pudimos asistir, de verdad, al alunizaje de los astronautas norteamericanos. Pues en eso, nos acompañó Hermida.

Me cansan los que me cuentan la Transición y la Dictadura que yo he vivido y, sin embargo, son más jóvenes que yo. En aquella época en la que, no solamente los poderes, sino también la sociedad, eran apolillados e inmovilistas, había un conjunto de periodistas que nos abrieron la mente al mundo, únicamente con la fuerza de su palabra o de sus imágenes.

Recuerdo con ilusión los parlamentos de los corresponsales en Alemania, Londres, París o Washington, cuyas crónicas, aún niño o adolescente, me hacían pensar y me enseñaban cosas. Eran tan interesantes que no olvido cómo entraban en mi imaginación y, los pensamientos que sugerían, nublaban el resto de noticias e informaciones.

La primera condición que aquellos periodistas tenían ya era magnífica. Sabían idiomas, hasta el punto de poder enterarse de lo que sucedía a su alrededor y de contarlo.

Había otros más modestos y locales, al menos por sus medios, como el inolvidable Crémer al que esperábamos todos los días con sus Luces de la ciudad .

Pero también los había en el campo de la fotografía. Me viene a la cabeza como miraba, todos los días en el ABC o en el número especial que este diario publicaba a final de año, las fotos de Teodoro Naranjo. Mi lectura de prensa fue siempre muy gráfica. También recuerdo La Gaceta ilustrada y el Sábado Gráfico .

Pero no todo son evocaciones. Hoy día, afortunadamente, existen herederos con esa personalidad propia como Rosa María Calaf ¡lo nunca visto! una mujer con el cabello rojo que se pasea por toda Asia y nos cuenta lo que sucede como si fuera a hacer la reseña de un desfile de modelos en Madrid.

Bueno, Sócrates, pues un homenaje a Hermida y a todos esos hombres y mujeres cultos y arriesgados que nos han ayudado, a través de sus crónicas, fotografías y reportajes a ser algo mejores. Siempre tuyo

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