Diario de León
León

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Lo de meterle música a la campaña electoral para llamar la atención del consumidor, que es el votante, viene avalado por la técnica publicitaria que coloca soniquetes pegadizos para que el público aprenda a distinguirlos entre la masa. En la memoria de las gentes quedó grabada como un tatuaje aquella canción atrevida de la libertad sin ira que encauzó el voto en masa hacia el primer experimento de centro de la democracia restablecida tras cuatro décadas en las que la única experiencia con la urna fueron aquellos referendos en los que las tesis del generalísimo superaban en síes al censo de cada pueblo. El música maestro tuvo entregas peculiares a nivel local en esa carrera desatada hacia el poder que descubre lo peor de las personas y lo mejor de los políticos cada vez que tocan elecciones. Todavía cruzaban los vehículos por delante de la Catedral y la Calle Ancha cuando la caravana electoral emitía en prime time el vota Juan Morano, vota por León, y los paisanos acompasaban el paso entre chatos y cafés con el solos podemos. El vicio por las bandas sonoras se diluyó entre la austeridad de los mensajes a medida que la gente se desengañó del formulario de las promesas electorales, un dejà vù cada cuatro años que permite a un aspirante a concejal el próximo domingo firmar las propuestas que se hacían hace treinta años: empleo (como para olvidarse de ello con 45.000 leoneses en el paro) seguridad, felicidad, ilusión. Los arreglos se hacían en la trastienda. Y los votos se ventilaban en los teleclubes con mitines a la penumbra de bombillas de cuarenta a partir de las diez de la noche, que era cuando se apagaban las ordeñadoras que aún no había terminado de exterminar el acuerdo de adhesión a la Unión Europea que dejó en herencia Felipe González. Luego volvieron a este León tan de cantares las músicas y los pasodobles para lanzar a los candidatos, en vísperas de esta modernidad del cambio de siglo que nos ha traído a esta orilla de un lugar sin nombre. Cualquiera se atreve aún hoy a tararear el Amilivia, Amilivia, tu serás de nuevo alcalde, que sólo pudo ser superado por los sones de la marcha imperial del Impovi y las coplas de Tino el de Sobrado en el patio del palacio de los Guzmanes. Hasta que llegó el video de promoción de la candidatura de Democracia Regionalista a la alcaldía de Astorga. Para que luego se quejen algunos de que León no tiene políticos creativos.

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