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Publicado por
Joaquín Cuevas Aller escritor
León

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S e dice habitualmente que la historia la escriben los vencedores. Sin embargo, cuando se escribe sobre la Historia del Reino de León, no es así y, no puede ser así porque León ni fue vencido ni siquiera invadido. La Historia del Reino de León la han escrito, mejor dicho, se la han inventado algunos historiadores, tertulianos, periodistas y políticos. Todos cuentan lo mismo, las mismas medias verdades y las mismas mentiras.

Leyendo o escuchando a estos personajes encontramos dos versiones diferentes con dos matices también diferentes. En la primera versión algunos dicen que el Reino de León nunca existió, es un invento de los leonesistas. El otro matiz es llamar a Alfonso VI, a Urraca I y a Alfonso VII como reyes de Castilla y León o como reyes de Castilla solamente. Estas opiniones son rotundamente falsas.

La otra versión es mucho más frecuente y más peligrosa. Ya no son solamente tertulianos, periodistas y políticos, también la mayoría de los historiadores, incluso los más famosos, dicen unas mentiras más falsas que Judas. Unos afirman que a la muerte de Alfonso IX el año 1230 el Reino de León se integró en Castilla, dejando de existir. Por eso, todos los reyes, a partir de Fernando III el Santo son nominados únicamente reyes de Castilla: Juan I de Castilla, Enrique II de Castilla, Isabel I de Castilla, etc. Otros dicen que León y Castilla se unieron, formando un solo reino, llamado de Castilla y León.

Analizo hoy este tema en esta Tribuna porque lamento profundamente unas opiniones publicadas el día 22 de marzo de un leonés, no importa el nombre, colaborador habitual de este Diario de León, a quien leo siempre con placer, pues sus artículos están llenos de sentido común, pero cuando escribe sobre Historia de León, cuenta las mismas falsedades.

Dice este periodista que le habría gustado una autonomía de León solo, pero que la formación de la autonomía de Castilla y León no le parece un disparate porque Castilla y León llevan unidas 800 años. Pone como ejemplo las dos Andalucías, la sevillana y la granadina, que son muy distintas.

Pudo haber puesto como ejemplo Aragón. Las regiones da Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares llevaron siglos unidos en el histórico Reino de Aragón y, sin embargo, hoy forman 4 autonomías diferentes. O Castilla y el País Vasco siempre unidos en un solo reino y hoy forman dos autonomías bien distintas.

Por otra parte, dice que muchos opinan que las provincias de León, Zamora y Salamanca eran el Reino de León. Una mentira más. Es de sobra conocido que en tiempos de Alfonso VI el Reino de León comprendía, Galicia, Asturias, la actual región leonesa, Castilla, País Vasco, Toledo y medio Portugal. Con Alfonso IX, el Reino de León comprendía Galicia, Asturias, la actual región leonesa y Extremadura. Una frase muy común: Alfonso IX fue el último rey de León. Falso, Alfonso IX fue en efecto el último rey privativo de León, es decir el rey de un solo reino. Fernando III el Santo y todos los siguientes hasta Isabel I fueron reyes de León al mismo tiempo que eran Reyes de otros reinos plenamente independientes entre si. En esa época, España era un conjunto de Reinos independientes con leyes y costumbres distintos

La mayor de las falsedades está en decir que León desapareció el año 1230, integrándose en Castilla. Nadie de los que afirman tal cosa es capaz de aportar un solo documento que lo certifique; ni puede aportarlo porque no existe. En mi libro León en la época más confusa de la Historia de España aporto centenares de documentos medievales auténticos que demuestran la falsedad de esta afirmación. Como muestra de ello, he aquí algunos de esos documentos. Después del año 1230, el Reino de León siguió convocando su Parlamento al margen de Castilla hasta avanzado el siglo XIV, mientras el Reino de Castilla seguía sin Parlamento. Castilla se regía por asambleas consuetudinarias, sin leyes escritas. El año 1348, el Rey Alfonso XI convoca unas Cortes Democráticas conjuntas. En estas Cortes se estableció un plan para el desarrollo jurídico de las Siete Partidas. A este «plan» se le llamó Ordenamiento de Alcalá que incluía cuatro reinos, que son los siguientes:

1º.- Reino de León que se componía de Galicia, Asturias, León y Extremadura. 2º.- Reino de Castilla que se componía de Castilla la Vieja, la provincia de Guadalajara y el País Vasco. 3º.- Reino de Toledo que se componía de la provincia de Toledo y la meseta de la Mancha. 4º.- Reino de Andalucía, que se componía de las provincias de Jaén, Córdoba, Sevilla y Murcia.

El Ordenamiento de Alcalá fue un intento de concentrar el poder real y de unificar las leyes de los diversos Reinos. Fue un paso decisivo para combatir los viejos modos de hacer política de Castilla, sobre todo en los concejos, algo que se consiguió, pero no sin grandes esfuerzos como lo demuestra que la implantación de las nuevas leyes no se pudo implantar en algunas poblaciones castellanas hasta el siglo XV, por ejemplo en Sepúlveda.

El Ordenamiento de Alcalá era un conjunto de leyes derivadas del Fuero Juzgo, Fuero Real y Las Partidas que se mantuvieron con diversas modificaciones hasta el siglo XIX, por eso, es absurdo hablar de ese conjunto de Reinos como la Corona de Castilla.

Cuando la Cancillería Real tenía que enviar alguna carta a los puertos de Galicia y Asturias tenía que llevar en primer lugar el nombre de «Regno de León», algo que se cumplió escrupulosamente. La expresión «Regno de León» se expresa doce veces en el «Ordenamiento de Alcalá». Hubo mucha resistencia por parte de Castilla a la imposición del Fuero Juzgo. En tiempos de Alfonso XI no fue posible el nombramiento de jueces en los Ayuntamientos castellanos. Los jueces seguían siendo nombrados por procedimientos ancestrales.

Todo esto es una muestra inequívoca de que León fue siempre un Reino independiente de Castilla.

No tiene explicación que la Región Leonesa sea la única región española que se ve atacada en su historia y en su identidad. Los farsantes dicen que el Reino de León se integró en Castilla, pero sólo lo aplican a la región leonesa. A ver quién le dice a un gallego, asturiano o extremeño que es castellano. Lo que pretenden los farsantes es que los leoneses desmemoriemos nuestra identidad hasta perder nuestra dignidad como pueblo. La dignidad humana consiste en la búsqueda de la verdad, por eso se dice que la persona más peligrosa es la mentirosa. Este problema tendrá solución cuando los políticos leoneses amen más a su tierra que a sus intereses personales.