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Publicado por
álvaro miguélez
León

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E n los últimos cuatro años han aumentado en un 48% el número de españoles que han emigrado al extranjero. Jóvenes, en su mayoría, que no encuentran una salida laboral en nuestro país y que se ven obligados a aceptar prácticas y trabajos en otros lugares del mundo. Es lo que entendemos por crisis que, como dicen los chinos, es una oportunidad para que aprovechen el tiempo de manera que un día, más bien pronto que tarde, regresen a nuestro país como quien ha ido a hacer un máster en actividad laboral y conocimiento de lenguas extranjeras. Salir del ambiente familiar, de la protección de los padres y del círculo de amigos es doloroso y cuesta sangre, sudor y lágrimas. Pero también es cierto que esto les hará crecer en experiencia y responsabilidad. Y a partir de aquí, una vez en destino, a los jóvenes se les abre un mundo de posibilidades que la mayoría aprovecharán en su beneficio, porque no debemos olvidar que son los jóvenes mejor preparados.

Mientras unos encuentran trabajo en lo que conocen o para lo que han estudiado —por desgracia muy pocos—, otros se enfrentan con la ingrata experiencia de sufrir horarios flexibles, salarios bajos, en unos trabajos que en España ni encuentran ni aceptan. La realidad de la vida les lleva a comprobar que toda actividad es posible y uno se puede adaptar a cualquier trabajo digno con sólo poner empeño en conseguirlo. Y al mismo tiempo que trabajan, aprenden o perfeccionan nuevas lenguas que les van a abrir muchos campos en el futuro.

¿Qué futuro les espera a estos jóvenes? La mayoría se habrán emancipado y no volverán a sus casas, aunque regresen a España, porque han disfrutado de la libertad de elegir su propio futuro sin el control familiar. Ese día decidirán si les conviene regresar a España o permanecer en el extranjero. Hoy no es muy difícil rehacer su vida en cualquier país de este mundo globalizado. Cuántos he visto que en el trabajo, gracias a su buen hacer y esfuerzo, han conseguido subir rápidamente en el escalafón, consiguiendo ofertas de trabajo no soñadas en su país.

Otros son los que al aprender inglés, francés o alemán más el idioma madre encuentran las puertas abiertas en Europa, Asia y América ocupando puestos en importantes empresas. También pueden optar por puestos en alguna de las empresas españolas que amplían su actividad en el extranjero, en competencia con compañías europeas, chinas y americanas, logrando contratos en actividades como construcción, transporte, turismo, etc... Pero si deciden regresar a España se encontrarán con un mercado laboral en el que su nivel de preparación es superior a los que no han vivido su experiencia. Un mercado donde conseguirán un puesto de trabajo los mejor preparados laboral y académicamente. Los licenciados, ingenieros y profesionales que regresen con mayor experiencia laboral y unos idiomas perfeccionados serán disputados por los empresarios a la hora de cubrir puestos vacantes.

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